Falleció Niki Lauda, una figura legendaria de la Fórmula 1

"Prefiero tener mi pie derecho bien que una bella cara", una de las frases que dijo Lauda

A los 70 años, después de haber sido internado en varias ocasiones el año pasado, incluyendo una operación de trasplante de riñón, la familia del piloto austríaco informó el deceso en Viena.

La leyenda de Andrés Nikolaus “Niki” Lauda quedará plasmada en las vitrinas, con los campeonatos mundiales conseguidos en 1975, 1977 y 1984. Dos de ellos con Ferrari y el último con Mclaren, luego de volver a correr tras un breve retiro de la máxima categoría.

El austriaco volando arriba de su Ferrari, una bella manera de recordarlo.

Su historia es increíble, arranca con la escudería March, en 1971, sin grandes actuaciones. Posteriormente pasaría a BRM (British Racing Motors), pasaje que fue clave debido a su compañero de equipo, Clay Regazzoni, quién recomendó a Ferrari de las habilidades del vienés. En su cuarta carrera con los de Maranello, logró su primera victoria y cortó una sequía de dos años sin victorias del equipo.

En la segunda temporada con la escudería, el corredor consiguió su primer campeonato mundial, tras ganar el gran premio de los Estados Unidos, en la última carrera de la temporada. Su siguiente temporada parecía que iba a ser un trámite a su segunda consagración en la categoría, de las primeras seis carreras, había ganado cuatro y salido segundo en las otras dos. Tras nueve grandes premios casi doblaba la cantidad de puntos cosechados a su inmediato perseguidor (Jody Scheckter).

Sin embargo, llegó el Gran Premio de Alemania, en Nürburgring. Aquí es donde ocurre una de las lecciones de vida más notables de este deporte. Niki sufriría un temible accidente en la curva Bergwerk, cuando su auto luego de despistarse quedó envuelto en llamas, quemando su rostro como si fuese cera. La ayuda de cuatro pilotos fue clave para que el corredor mantuviera las expectativas de vida (Harald Ertl, Guy Edwards, Arturo Merzario y Brett Lunger).

En ese momento, la Fórmula 1 era un deporte donde la vida de los pilotos estaba en juego en cada carrera, habían fallecido cinco pilotos en los últimos tres años. Y uno de ellos, casi fue Lauda. Recibió la extremaunción mientras lo atendían. A pesar de ello, la fortaleza del conductor quedó demostrada al esquivar a la muerte. Extraordinariamente 42 días después vuelve a competir y continuaba como puntero del campeonato, por tres unidades, siendo su perseguidor el desfachatado inglés James Hunt.

El último gran premio, el de Japón, se largó bajo un intenso temporal. Tras aprender su lección en Alemania, Lauda realiza su acto más heroico al decidir parar su monoplaza, tras realizar dos vueltas, deteniéndose en boxes y abandonando. Un claro mensaje de valorar la vida sobre la muerte, en representación de todos aquellos que fallecieron al correr los enormes riesgos que representaba la competencia en esa época. El vienés decidió dejar de lado un campeonato, una carrera y priorizó vivir. No obstante, Hunt, con una remontada agónica finalizó cuarto y se proclamó campeón por un punto.

La mirada profunda de Lauda, con las secuelas del accidente que lo marcó de por vida en su rostro.

Aunque esta decisión le costó su relación con el equipo, y ni siquiera tras una espectacular temporada en el siguiente año, donde se proclamó campeón mundial por segunda vez (1977), pudo restablecer el vínculo con la escudería. A partir de 1978, se incorporó a Brabham, sin lograr grandes actuaciones. Y finalmente tras un breve retiro, vuelve con Mclaren en 1982 y consigue su tercer campeonato en 1984.

Hoy, 20 de mayo de 2019, el tricampeón cesó su lucha y se despidió tras luchar contra los reiterados problemas pulmonares, causados por el accidente del 76, incluyendo un trasplante de pulmón en 2018, y complicaciones renales, el ex piloto de Viena dijo adiós y pasó a ser una de las leyendas más grandes del automovilismo mundial.