En medio de su peor crisis de gobierno, principalmente por la desaparición de 43 estudiantes hace más de dos meses, decenas de marchas fueron convocadas ayer en todo el país para exigir al gobierno que encuentre a los jóvenes que fueron a protestar a Iguala, en el sureño estado de Guerrero, y que luego fueron presumiblemente masacrados, un crimen que el propio Peña Nieto reconoció que ha marcado «un antes y un después» de su presidencia (2012-2018).
La imagen positiva del Presidente Peña Nieto ha descendido en los últimos meses del 46% al 40%, según informan las encuestadoras del País. En función de estos resultados, el mandatario celebra sus dos años en el poder con el índice de popularidad más bajo de la historia de México para un Presidente.
El descenso se debe, principalmente, a la falta de respuestas ante la desaparición de los estudiantes que se dirigían a encabezar una protesta al Distrito de Iguala, y que, según la hipótesis de la fiscalía, fueron detenidos por la policía local, bajo órdenes del Alcalde y entregados al Cartel Guerreros Unidos.
Desde su desaparición, ninguna confirmación sobre el destino de los jóvenes se ha alcanzado, por lo que, anoche, la población se manifestó pidiendo respuestas, y reclamando justicia y respeto por los derechos humanos.
Mientras el descontento persiste, el mandatario envió hoy al Congreso una serie de medidas para combatir el narcotráfico, entre las cuales propone reemplazar a las policías municipales por cuerpos de policía que pertenezcan a cada uno de los Estados y, la posibilidad del poder central, de intervenir cualquier gobierno municipal cuando haya graves sospechas de infiltración del poder narco.