El Papa Francisco lanzó una contundente advertencia al declarar que “la democracia no goza de buena salud” durante la Semana Social de los católicos en Trieste, Italia. Sus declaraciones se producen en un contexto de creciente preocupación por el aumento de los votos hacia movimientos de ultraderecha en las recientes elecciones parlamentarias de la Unión Europea. Francisco instó a prestar atención a “la gente que queda afuera de los procesos”.
El Sumo Pontífice expresó su inquietud sobre la participación electoral y la falta de condiciones que permitan el pleno funcionamiento de la democracia. “La democracia es tal si se dan las condiciones para expresarse y participar”, afirmó. Criticó la indiferencia hacia la participación cívica, describiéndola como “el cáncer de la democracia” y comparando la crisis democrática con “un corazón infartado”.
El líder de la Iglesia Católica enfatizó la importancia de la participación activa y crítica de la ciudadanía, señalando que “la participación no se improvisa” y debe ser “adiestrada”. Subrayó que la crisis democrática afecta a toda la sociedad y destacó la necesidad de que todos se sientan parte de un proyecto comunitario. “Cada vez que alguien es marginado, todo el cuerpo social sufre”, advirtió.
Francisco también criticó la “cultura del descarte”, que excluye a los pobres, los recién nacidos, los frágiles, enfermos, niños, mujeres, jóvenes y ancianos. “El poder se hace autorreferencial: esta es una enfermedad incapaz de escuchar y dar servicio a las personas”, dijo. Abogó por una sociedad donde nadie se sienta inútil y todos sean incluidos en un proyecto común.
Finalmente, el Papa condenó el asistencialismo como enemigo de la democracia y la hipocresía social, subrayando que la indiferencia es “un cáncer de la democracia, un no participar”. Al concluir la misa en la plaza de la Unidad de Italia en Trieste, Francisco llamó a la unidad y a la defensa de los valores humanos y cristianos, concluyendo que es “necesario estar juntos, sin miedo, abiertos en los valores humanos y cristianos, acogiendo pero sin compromisos sobre la dignidad humana”.