Al límite de la asfixia financiera, los griegos decidieron no apoyar el acuerdo propuesto por los acreedores internacionales -rechazado por el primer ministro Alexis Tsipras-, que exigía más austeridad a cambio de abrir el grifo de la ayuda a Grecia.
Más de 9 millones de personas en Grecia votaron en el referendo rechazando las condiciones de recortes sociales y austeridad que propone el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y la Unión Europea para aprobar un paquete de «rescate» a la economía griega.
La plaza, situada frente al Parlamento griego, se llenó de ciudadanos y de banderas griegas, y volvió a convertirse en un emblema de la democracia tan pronto se conocieron los primeros resultados oficiales de la consulta.
En un ambiente de alegría y armados de orgullo, los griegos bailaban, cantaban y aclamaban al primer ministro heleno, Alexis Tsipras.
En una arriesgada decisión que puso en juego la continuidad de su gobierno, el primer ministro de izquierda de Grecia había llamado a sus compatriotas a decidir si apoyaban o no un acuerdo que él rechazo por considerarlo «humillante» para el país.
El pueblo griego, de forma claramente mayoritaria, dijo «no» al acuerdo propuesto por los acreedores, dando un fuerte respaldo a Tsipras, quien ahora se dispone a retomar de inmediato las negociaciones en busca de mejores condiciones, la prioritaria, una quita del 30% de la deuda.
Tras ejercer su derecho al voto, el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, había destacado que la participación de pueblo en el referendo de este domingo abrirá caminos para que Europa regrese a los principios de la democracia y la solidaridad en el viejo continente.
Télam