Lograr una implantación y establecimiento adecuado de alfalfa, requiere tener en cuenta ciertas claves, que en muchos casos son soslayadas.
Un típico error de un número importante de productores, es consultar al Ingeniero Agrónomo por el tema de malezas en alfalfa recién cuando llega la primavera, es decir 6 meses (180 días) después que el cultivo fue implantado. Si la pastura fue sembrada como se aconseja, en el mes de marzo, y no fue protegida con herbicidas de preemergencia (residuales), hasta la primavera, las malezas ya no serán un tema, sino un auténtico “dolor de cabeza”. Por otro lado, si por algún motivo el productor se retrasó en la siembra y la hizo en abril o incluso mayo, y a eso le sumamos que no hizo una oportuna aplicación con algún preemergente o selectivo en postemergencia temprana, estamos ante un caso típico de mala praxis. Si el campo fuera un paciente, al productor habría que “quitarle la matrícula de médico”.
Un escenario típico de primavera
Por lo general, y si todo se aconteció con normalidad, el cultivo en ése momento presenta la mayor susceptibilidad a ciertos herbicidas, las malezas presentes son variadas, y en muchos casos ya tienen un estado de desarrollo en el que la mayoría de los productos químicos no las controla, o lo hacen con escasa efectividad. Pero suponiendo que encontrásemos al selectivo más adecuado, éste sería seguramente mucho más caro que haber aplicado controles al inicio de implantación.
Otro problema de “llegar tarde”, es que las lluvias, empiezan a ser frecuentes en primavera, y se retrasa aún más la posibilidad de efectuar un control químico . Por si todo esto fuera poco, al derrotero, hay que sumar, el dato más importante: el stand de plantas de alfalfa (un aspecto fundamental de la implantación y del éxito en el cultivo) ha disminuido por la competencia con malezas, de forma significativa, y éste será el peor de los costos que habrá que pagar. En éste cuadro de situación, un alfalfar, ya no tendrá ninguna oportunidad de dar su mejor performance, y se habrá pagado inútilmente por semilla de buena calidad y labores calificadas de implantación.

Una merma del 25 % de producción equivale a tener el lote totalmente improductivo durante un año (suponiendo una alfalfa de 4 años de vida útil).
Entendiendo el error de manejo desde la filosofía, Maleza vs. Cultivo.
Las malezas de invierno compiten en detrimento del stand de plantas de alfalfa, ya que el cultivo solo tiene su ventana favorable de crecimiento y desarrollo al inicio del otoño y al reanudar las temperaturas de primavera, mientras que las especies oportunistas invasoras, además de esa misma ventana, germinan y se desarrollan sin ningún problema desde mayo hasta agosto generando mayor número de plantas y ocupando el espacio de la alfalfa (en crecimiento lento a nulo durante el invierno). Por lo tanto, si éste fuera un partido de fútbol, ya estaríamos comenzando con un 3 a 0 abajo, en el primer tiempo…
Ya sabemos lo que NO se debe hacer, y eso no es poco, pero mejor es ir al grano con el manejo adecuado de malezas, y para eso, no deberíamos menospreciar las recomendaciones de manejo propuestas por el INTA.
Punto de partida identificar bien los daños que ocasionan las malezas (dimensionar el enemigo).
En el manejo de la pastura están involucrados dos sistemas: uno artificial, la pastura en sí misma y otro natural compuesto por un grupo de especies adventicias (malezas). Estos sistemas interactúan entre sí durante el desarrollo y vida útil de la misma. Altas infestaciones de malezas pueden reducir los rendimientos o causar pérdidas de plantas durante la implantación. Además una elevada presión de malezas durante el establecimiento debilita las plántulas de alfalfa retardando su crecimiento y en consecuencia retrasando el primer corte o pastoreo. Por otro lado, disminuyen la calidad del forraje debido a que generalmente son de menor valor nutritivo, menos palatables y en algunos casos tóxicas para el ganado.
Un contrasentido que se da en una de las provincias con mayor uso de alfalfa
Si bien en la provincia de La Pampa la superficie de pasturas implantadas alcanza aproximadamente 750.000 has, una baja proporción es tratada con herbicidas. En pasturas en implantación se realiza control de malezas a 120.000 has y 235.000 has en pasturas de más de 1año de implantadas (Montoya y col., 1999).
Malezas más frecuentes
Es común encontrar escenarios muy típicos constituidos por especies de hábito de crecimiento anual otoño-invernal, con predominio de Crucíferas como mostacilla (Hirschfeldia incana), nabo (Brassica nigra); en otros casos las especies invasoras son las mencionadas anteriormente acompañadas por cardos (Carduus acanthoides, Silybum marianum, Cynara cardunculus, Circium vulgare) y abrepuño amarillo (Centaurea solstitialis). En muchas oportunidades estas malezas forman parte del sistema en compañía de altas densidades de ortiga mansa (Lamiun amplexicaule),vira-vira (Gnaphalium spp), boulesia (Bowlesia incana), canchalagua (Veronica persica), apio cimarrón (Ammi majus), manzanilla (Matricaria chamomilla), pensamiento silvestre (Viola arvensis), rama negra (Conyza spp), caapiquí (Stellaria media), etc.; en general el sistema adventicio natural es un conglomerado de individuos multiespecífico, de hábitos de crecimiento otoñal, inverno-primaveral, anuales y/o de hábito perenne.
El hábito de crecimiento y desarrollo de muchas de estas especies es disímil, de acuerdo con los bancos de semillas que dispongan en el suelo y de su potencial reproductivo.
Por otro lado, los diferentes sistemas de labranza y las prácticas de manejo de los cultivos interactúan regulando los cambios en las poblaciones de malezas (Buhler, 1995) modificando la predominancia de unas especies sobre otras, invasión de malezas foráneas, etc. (Bedmar, 1999; Rodríguez y Rainero, 1998).
Dependiendo de las zonas se ha observado aumento de las poblaciones de la familia de las Compuestas (rama negra, vira-vira, algodonosa -Gamochaeta pensylvanica-, achicoria de campo –Hypochoeris spp-), viola, gramíneas anuales (roseta –Cenchrus pauciflorus-, pasto cuaresma –Digitaria sanguinalis-, cebadilla criolla –Bromus unioloides-), etc.
Estos cambios de flora de malezas originan nuevas problemáticas, algunas con soluciones concretas y otras menos definidas, hacia las cuales se orientan nuevas líneas de investigación.
Período Crítico de Competencia (PCC)
En situaciones multiespecíficas el tamaño relativo de las especies guarda relación con los otros componentes de los sistemas que interactúan; y se transforma en un factor muy importante en relación con la competencia e interferencia con los demás integrantes. Se ha demostrado que cualquiera sea el nivel de invasión de malezas en la pastura en su implantación existe un PCC de malezas.
Esto se define como un intervalo en el ciclo de vida de la pastura en el que debe mantenerse limpio de malezas con la finalidad de evitar pérdidas de rendimiento.
Este tiempo transcurrido aporta flexibilidad a las acciones de intervención directa o indirecta en el sistema mixto.
En general, es posible convivir entre 50-100 días desde el momento de nacimiento de la pastura (otoño temprano) con la presencia de malezas sin sufrir graves daños en la producción, si dentro de ese período se interviene en forma activa limitando o eliminado el crecimiento de las especies adventicias. El PCC y el momento de intervención son levemente variables de acuerdo con las zonas agroclimáticas y la presión de malezas existente.
En la Región Semiárida este período se da generalmente entre los 70-100 días desde el nacimiento de la pastura, en cambio en la Región Subhúmeda se anticipa a los 40-80 días.
Los PCC han sido definidos en base a ensayos experimentales; a modo de ejemplo se describen dos de estas experiencias. En la EEA Anguil (Región Semiárida) se repitió un ensayo de competencia durante tres años en pasturas en implantación. El lote tenía una elevada presión de malezas (80 %), principalmente ortiga mansa (Lamiun amplexicaule). Los resultados arrojaron que la pastura debía
mantenerse libre de malezas desde aproximadamente los 80 hasta los 110 días desde la emergencia (Figura 1).
En la EEA Gral. Villegas (Región Subhúmeda) (Pérez M., comunicación personal) se realizó una experiencia similar en un lote con las siguientes malezas: ortiga mansa (Lamiun amplexicaule) y canchalagua (Verónica spp.) 20 %, enredadera (Polygonum aviculare) y capiquí (Stellaria media) 13,3 %, nabo (Brassica nigra) y pensamiento silvestre (Viola spp.) 6,7 %. Se definió el PCC entre los 40 y 80 días desde la implantación (Figura 2).
La capacidad de provocar interferencia y competencia del sistema malezas sobre el sistema pastura está en relación directa con el tipo y densidad de especiesque componen el mismo.
Existen especies que son poco competitivas pero hay otras que por sus hábitos de crecimiento y tamaño relativo se tornan altamente competitivas aún a bajas densidades. Esto dificulta comparar individuos dentro de un sistema adventicio multiespecífico y poder predecir las pérdidas en el sistema pastura. Para poder planear intervenciones eficientes y económicas se debe contar con técnicas que permitan medir la magnitud de la competencia que ejercen las
distintas especies que conviven con la pastura y poder fijar un umbral de daño.
Un método indirecto de medir el efecto depresivo de especies individuales de
malezas es examinar su desarrollo y usar el tamaño como una estimación de su competitividad. De esta forma es posible obtener un ranking de malezas de acuerdo con su tamaño relativo (relación peso fresco) y desarrollar índices que permiten dimensionar la distinta capacidad competitiva de cada especie en relación a una
especie tomada como standard. Así se pueden transformar los valores de densidad de las mismas y crear el concepto de
Unidad Maleza. Teniendo en cuenta estos valores y
experiencias al respecto es posible obtener correlaciones de unidades malezas y producción.
(Figura 3).
Otro forma más práctica y expeditiva (más utilizado por los productores), es aplicar el concepto de presión de malezas, basado en la estimación visual del porcentaje en que la maleza contribuye al volumen total en asociación maleza-cultivo (área foliar) y su relación con las pérdidas de rendimiento.
Del análisis de 103 tratamientos surgió que con presiones de malezas bajas (5 a 35) se pueden producir pérdidas de rendimiento que alcancen 70 % (Figura 4).
Estrategias de intervención
Durante la vida de la pastura podemos definir distintos momentos o ventanas de intervención, las cuales se implementarán de acuerdo a las necesidades de cada situación (Cuadro 1).
El aspecto de las malezas debe ser considerado desde la selección del lote destinado al establecimiento de la pastura. Lotes infestados con malezas perennes tales como gramón (Cynodon dactylon), sorgo de alepo (Sorghum halepense) y pasto puna (Stipa brachychaeta) suelen complicar el manejo de la pastura, fundamentalmente si es consociada con gramíneas como festuca, cebadilla, pasto ovillo, etc.
Existen alternativas para paliar estas situaciones, las cuales serán descriptas más adelante.
Tras la elección del lote se debe realizar barbecho que permita sembrar en un suelo con suficiente humedad, nutrientes disponibles y libre de malezas.
Barbecho
Bajo sistemas de labranza convencional es posible mantener limpio el lote con una labranza y posteriores repasos. En siembra directa se eliminan las malezas presentes con herbicidas de contacto de acción total (Glifosato, Paraquat) y selectiva para reforzar el control de ciertas malezas se puede usar Fluroxipir y Flumioxazín (15 a 20 cc/ha).
Para mantener el lote libre de malezas hasta la siembra se puede agregar algún herbicida residual y además refuerzan la acción de glifosato: Imazetapir Carfentrazone, Diflufenicán (50 a 70 cm3/ha) o Flumetsulam (150 a 300 cm3/ha), variando las dosis según el período de barbecho y tipos de suelo en el caso de Diflufenicán.
Estos son aquellos activos químicos que actúan una vez aplicados al suelo y tienen su efecto herbicida durante cierto tiempo variable según condiciones climáticas, tipo de suelo, dosis usada, etc.
El uso de 2,4-D queda restringido a barbechos largos, superiores a un mes. También es posible hacer un sistema combinado, una labranza para eliminar las malezas presentes previa al barbecho, más la aplicación de los herbicidas residuales. Evitando de esta manera nuevos movimientos de suelo y los consecuentes efectos negativos (Por ej. pérdida de humedad).
Ventana preemergente
Un eficaz control de malezas involucra sembrar semillas de buena calidad, elevado poder germinativo, libre de semillas de malezas y en la fecha apropiada, considerada a mediados de marzo para nuestra región. Es común la siembra de las pasturas con un cultivo acompañante como avena, centeno, triticale, etc.
Los acompañantes cumplen varias funciones; ofrecer forraje en forma anticipada respecto a la alfalfa y las gramíneas perennes, evitar problemas de erosión y cubrir los espacios disponibles para la emergencia de malezas. Sin embargo estos cultivos compiten con la alfalfa por agua, luz y nutrientes lo cual se acentúa frente a condiciones climáticas adversas (Romero y col., 1995).
Asociado a que el PCC (período crítico de control) oscila entre los 50 y 100 días desde emergencia, es posible identificar el momento en el cual es necesario pastorear el cultivo acompañante para que no se comporte como un cultivo competitivo. Por lo tanto hay que impedir que el acompañante alcance estados de desarrollos superiores a fin de macollaje.
En caso de seleccionar un lote con un importante banco de semillas anuales se pueden emplear herbicidas preemergentes con poder residual como Diflufenicán 50-70 cm3/ha, Flumetsulam 200 a 300 cm3/ha o la mezcla de ambos (Diflufenicán 50 cm3/ha + Flumetsulam 150 cm3/ha) para impedir emergencia masiva de malezas otoño-invernales. El uso de Diflufenicán en suelos livianos podría provocar pérdidas de plantas, en cambio se recomienda para suelos medianos a pesados ya que éstos poseen mayor capacidad de adsorción de los herbicidas por su contenido de arcilla y materia orgánica.
En lotes con invasión de pasto puna se pueden hacer aplicaciones preemergentes de Trifluralina (48 %) en dosis de 2 l/ha. Puede emplearse únicamente en pasturas de alfalfa pura debido a que afectaría a las gramíneas de pasturas consociadas ya que es un graminicida.
Ventana postemergente
Las aplicaciones postemergentes ofrecen ciertas ventajas sobre las preemergentes. Teniendo en cuenta el PCC y el UDE( umbral de daño económico) , la intensidad y el momento de realización de las intervenciones dentro de dicho período están regulados por el tipo, tamaño y nivel de infestación de malezas. Un elevado nivel de infestación de malezas con una flora de malezas variada requerirá de una intervención al principio del PCC, probablemente con combinación de activos que amplíen el espectro de control y dosis elevadas.
En cambio en lotes con una presión de malezas baja las aplicaciones pueden ser realizadas en el transcurso del PCC y están compuestas generalmente por dosis bajas y pocas mezclas de herbicidas. Según estos aspectos, las intervenciones se realizarán dentro del PCC pero en forma temprana o tardía. A partir de esto surge la intensidad de intervención necesaria para el control de malezas, definiendo así los herbicidas y dosis a usar.
Alternativas de control postemergentes
Al identificar las especies de malezas presentes y su nivel de infestación, existen diversas alternativas postemergentes para pasturas en implantación e implantadas. Con datos proporcionados por ensayos realizados en distintos sitios (provincia de La Pampa, Sur de Córdoba y Oeste de la provincia de Buenos Aires) con diversos escenarios de flora y presión de malezas, y en base a las consultas más frecuentes de técnicos y productores agropecuarios, es posible hacer esquemas de distintos escenarios de malezas en pasturas, posibles estrategias de control y sus costos.
En la mayor parte de los casos es necesario realizar controles de malezas en pasturas en implantación, para asegurar su establecimiento, del cual depende en gran parte su producción futura. Con menor frecuencia se hacen aplicaciones en cultivos de más de un año aunque hay situaciones en las que resulta necesario o es conveniente realizarlas.
Manejo de pastura al momento de la implantación o primer período.
Escenario 1
Problemática: baja densidad de infestación de malezas; mostacillas, nabos
(Crucíferas en general). Presión de malezas: 20 %, con pérdidas potenciales de rendimiento de forraje hasta 20 %. Clorimurón, Bentazón y Bromoxinil refuerzan el control de nabón.
Estrategia de intervención: dentro de los 90-100 días de nacida la pastura utilizando dosis reducidas de herbicidas basados en:
– 2,4-DB sal amina 600-700 cm3/h.
– Flumetsulam 200-300 cm3/ha
– Clorimurón 20 gr/ha
– 2,4-DB sal amina 600 cm3/ha + Bentazón 750 cm3/ha
– 2,4-DB sal amina 600 cm3/ha + Bromoxinil 750 cm3/ha.
Escenario 2
Problemática: baja densidad de especies de poco porte y desarrollo, ortiga mansa (Lamiun amplexicaule), boulesia (Bowlesia incana), canchalagua (Verónica pérsica), mostacilla (Hirschfeldia incana). Presión de malezas: 20-25%, con pérdidas de forrajes estimadas en 25-40 %.
Estrategia de intervención: intervención dentro de los 100 días de nacida la pastura, utilizando dentro de las posibilidades pastoreos livianos y rápidos asociados con
alternativas químicas compuestas por mezclas de dosis intermedias de:
– 2,4-DB sal amina 700-750 cm3/ha + Prometrina 140 cm3/ha
– 2,4-DB sal amina 700 + Bentazón 750 cm3/ha + Prometrina 140 cm3/ha
– 2,4-DB sal amina 700 + Bromoxinil 750 cm3/ha + Prometrina 140 cm3/ha.
Escenario 3
Problemática: baja a mediana densidad de malezas al estado de plántulas y rosetas basal de 4 cm de diámetro, vira-vira (Gnaphalium spp), rama negra (Conyza bonariensis), cardos (Carduus spp), ortiga mansa (Lamiun amplexicaule) y boulesia (Bowlesia incana) (estos dos últimos en emergencia). Presión de malezas: 40-50 %.
Estrategia de intervención: dosis medianas de mezclas en base a:
– Diflufenicán 75-100 cm3/ha + 2,4-DB sal amina 700-1000 cm3/ha
– Diflufenicán 75-100 cm3/ha + Flumetsulam 150-200 cm3/ha.
Escenario 4
Problemática: mediana a alta densidad de boulesia (Bowlesia incana), manzanilla (Matricaria chamomilla) y cardos (Carduus acanthoides), menor infestación de ortiga
mansa (Lamiun amplexicaule), mostacillas (Crucíferas) y apio cimarrón.
Presión de malezas: 60-70 %.
Estrategia de intervención: intervención dentro de los 40-50 días de nacida la pastura, con mezclas en dosis medianamente altas de:
– Diflufenicán 50 cm3/ha + Bentazón 800 cm3/ha + 2,4-DB sal amina 850 a 1000 cm3/ha.
– Diflufenicán 50 cm3/ha + Bromoxinil 700 cm3/ha + 2,4-DB sal amina 1000 cm3/ha (dosis altas de 2,4-DB sal amina por cardos y boulesia).
Escenario 5
Problemática: moderada a alta infestación de ortiga mansa (Lamium amplexicaule), mostacillas (Hirschfeldia incana), quínoa (Chenopodium album), rama negra (Conyza bonariensis), apio cimarrón (Ammi majus) y menor densidad de cardo pendiente (Carduus nutans), cardo asnal (Silybum marianum) y borraja (Licopsis arvensis).
Presión de malezas de 70-80 %.
Estrategia de intervención: dentro de los 50-60 días de nacida la pastura en mezclas con dosis medianamente altas de:
– 2,4-DB sal amina 800-900 cm3/ha + Bentazón 800 cm3/ha + Prometrina 100-140 cm3/ha
– Diflufenicán 75-100 cm3/ha + 2,4-DB sal amina 700-900 cm3/ha
– Diflufenicán 75-100 cm3/ha + Flumetsulam 200 cm3/ha.
Escenario 6
Problemática: moderada a alta densidad de abrepuño (Centaurea solstitialis).
Presión de malezas: 70-80 %
Estrategia de intervención: intervención temprana, al estado de roseta basal de aproximadamente 10 cm de diámetro antes que sus hojas varíen del color verde al grisáceo característico de esta especie. Usar mezclas de:
– 2,4-DB sal amina 700-800 cm3/ha + Bentazón 750-850 cm3/ha + Prometrina 140 cm3/ha
– 2,4-DB sal amina 700-800 cm3/ha + Bentazón 750-850 cm3/ha + Diflufenicán 70- 80 cm3/ha.
Manejo para Pastura implantadas (más de 1 año)
Para todos los casos las aplicaciones se realizan en otoño, momento en el cual se establecen las malezas. Las dosis a usar de Metribuzín y Atrazina dependen de los tipos de suelos y la densidad de plantas de alfalfa de la pastura. En suelos livianos (arenosos) no se recomiendan, podrían aplicarse en suelos medios (francos) a partir de 150 cm3/ha de Metribuzín hasta dosis de 250 cm3/ha en suelos pesados, y Atrazina desde 1000 a 1500 cm3/ha según tipo de suelo.
Escenario 1
Problemática: alta densidad de malezas, con especies complicadas para su control; pensamiento silvestre (Viola arvensis), abrepuño (Centaurea solstitialis), linaria
(Linaria texana), cardo (Carduus acanthoides), achicoria del campo (Hypochoeris sp).
Presión de malezas: 80-85 %.
Estrategia de intervención: aplicación de mezclas con dosis elevadas de:
– Metribuzín 250 cm3/ha + Diflufenicán 50 cm3/ha + MCPA 700 cm3/ha
– 2,4-DB sal amina 1000 cm3/ha + Diflufenicán 120-150 cm3/ha
– Diflufenicán 120 cm3/ha + Flumetsulam 200 cm3/ha (estos dos últimos con controles parciales de abrepuño)
– Para pensamiento silvestre tuvo buen comportamiento Diflufenicán 60 cm3/ha + Bromoxinil 800-900 cm3/ha + Atrazina 1000 cm3/ha.-
Escenario 2
Problemática: densidad alta de abrepuño (Centaurea solstitialis) y apio cimarrón (Ammi majus), media de cardos (Carduus spp) y nabo (Brassica campestris).
Estrategia de intervención: aplicación de mezclas en dosis relativamente elevadas de:
– 2,4-DB sal amina 800-900 cm3/ha + Bentazón 800-900 cm3/ha + Metribuzín 250 cm3/ha.
– 2,4-DB sal amina 800-900 cm3/ha + Bentazón 800-900 cm3/ha + Atrazina 1000 cm3/ha.
– 2,4-DB sal amina 800-900 cm3/ha + Bromoxinil 800-900 cm3/ha + Atrazina 1000 cm3/ha.
Escenario 3
Problemática: mediana densidad de rama negra (Conyza bonariensis), crucíferas (Brassica campestris, Hirschfeldia incana) y cardos (Carduus spp).
Estrategia de intervención: aplicación de mezclas en base a:
– Clorimurón 20 gr/ha + 2,4-DB sal mina 800-1000 cm3/ha
– Flumetsulam 200 cm3/ha + 2,4-DB sal mina 800-1000 cm3/ha.
Renovación de pasturas
Esta tecnología permite recuperar o prolongar la vida útil de una pastura
perenne degradada. Es frecuente llegar al 3º, 4º o más años de la pastura con un elevado nivel de infestación de malezas anuales y perennes. Hay casos que el número de plantas de las especies forrajeras es aceptable pero sumado al propio envejecimiento de las plantas de alfalfa y gramíneas, las malezas presentes impiden su crecimiento debido a la competencia por recursos tales como luz, agua y nutrientes.
El concepto de renovación de las pasturas implica eliminar la competencia de las malezas, creando las condiciones para fomentar el crecimiento de las especies forrajeras (Tommasone, 1998).
El herbicidas para tal efecto es de contacto de acción total (Glifosato). El momento óptimo para la realización de este tratamiento es en los meses de junio a agosto, pero para que esta herramienta sea efectiva es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Malezas otoño-invernales en activo crecimiento.
- Durante este período la alfalfa se encuentra en latencia, aún así es
recomendable realizar un pastoreo intensivo de manera de no dejar follaje
remanente que permita el contacto con el Glifosato. El tiempo de rebrote de la
alfalfa está relacionado directamente con el área foliar presente al momento de la aplicación; en síntesis, cuanta mayor cantidad de hojas existan al momento de la pulverización con Glifosato más tiempo tardará la alfalfa en rebrotar.
Aplicaciones de Glifosato fuera de época, con alfalfas en activo crecimiento o con abundante área foliar, provocarían debilitamiento y incluso pérdidas de plantas.
Las gramíneas componentes de la pastura podrían verse afectadas ya que su
crecimiento es invernal, por eso mismo es imprescindible minimizar el follaje mediante pastoreo.
- Las dosis recomendadas oscilan entre 1,5 a 2,5 l/ha de Glifosato ($/ha 12,00), dependiendo del estado de la pastura y la presión de malezas. En caso de existir malezas en estado fenológico avanzado sería recomendable agregar 2,4-DB sal amina 700 cm3/ha ($/ha 14,90) o 2,4-DB éster 500 cm3/ha ($/ha 15,50).
También se pueden realizar aplicaciones de Glifosato con herbicidas residuales. Por ejemplo Clorimurón 20 gr/ha ($/ha 7,80) en lotes infestados con rama negra o crucíferas; Diflufenicán 70 cm3/ha ($/ha 9,60) para el control de ortiga mansa y crucíferas; y en caso de existir abrepuño aplicar Metribuzín (150 a 250 cm3/ha, $/ha 15,50), Simazina 1-1,2 l/ha o Atrazina 1 l/ha ($14,66). Estos 3 últimos no se recomienda para suelos livianos o con falencias en la densidad de plantas, usar en suelos medios a pesados. La Simazina sería menos problemática que Atrazina ya que es menos móvil lo que reduciría el riesgo de fitotoxicidad. El orden de fitotoxicidad a la alfalfa sería Atrazina > Metribuzín > Simazina.
Malezas especiales
Pasto puna (Stipa brachychaeta).
Es una maleza gramínea de germinación otoño-invernal que se constituye en una de las principales malezas de las pasturas artificiales en una amplia área de la región pampeana. Sus semillas, especialmente las cleistógamas aseguran la persistencia de la especie en potreros invadidos a través de los años. Es muy sensible a la falta de luz y por ello su avance es lento en el primer año, pero luego con la presión de pastoreo gana espacios y se convierte en maleza principal de alfalfares implantados, condicionando el ciclo de vida de la pastura seriamente.
En las últimas temporadas el uso de graminicidas específicos ha permitido en alfalfas puras un control excelente de la maleza en el período de implantación de la sementera (julio, agosto), el herbicida más destacado ha sido el Cletodim en dosis de 0,300-0,500 l/ha. También es recomendable el empleo de graminicidas de presiembra, como Trifluralina, pero su eficiencia y selectividad es menor que los graminicidas postemergentes.
En alfalfas adultas su control puede lograrse a base de aplicaciones
postemergentes de Glifosato (2-2,5 l/ha) pero teniendo mucha precaución con el estado de la alfalfa, que suele ser sensible al herbicida en estado de desarrollo activo.
En lo que respecta a las aplicaciones con Glifosato los mejores tratamientos se obtienen cuando se le agrega un adjuvante que favorezca el mojado y penetración del agroquímico a través de la cutícula de las hojas.
Sorgo de alepo (Sorghum halepense) y gramón (Cynodon dactylon).
Las estrategias de manejo ensayadas en la Región Semiárida Pampeana incluyen su control y erradicación en los cultivos previos al establecimiento de pasturas, aprovechando que las rotaciones verdeos de invierno (en especial avena) y cultivos de verano graníferos se adaptan perfectamente para lograr eliminar rizomas a través de laboreos mecánicos o aplicaciones de herbicidas totales en los barbechos otoñales y primaverales y el uso de controles selectivos en los cultivos graníferos de verano.
Existe un sinnúmero de herbicidas graminicidas que han demostrado su muy buena efectividad en el control de ambas malezas ya sea en forma selectiva en cultivos como en períodos de barbechado. También pueden usarse graminicidas en alfalfas puras en otoño o primavera.
Cuscuta (Cuscuta spp)
La cuscuta (Cuscuta spp.) es una planta parásita anual de crecimiento primavero-estivo-otoñal, inclusive se la encuentra vegetando en inviernos benignos. No sólo parasita a la alfalfa sino que también a otras especies como quínoa, yuyo colorado, tréboles, etc. lo que favorece su expansión en el área (Faya de Falcon y Pieri, 1992). Sumado a esto cada planta alcanza a producir hasta 16.000 semillas, las cuales pueden permanecer en dormancia y viables hasta 60 años.
Por esto es de suma importancia la siembra de semilla libre cuscuta. Ningún tratamiento por sí solo sirve para controlar cuscuta en todas las sementeras de alfalfa. La elección de los tratamientos están ligados a la consideración de los siguientes aspectos:
- destino productivo de la alfalfa, semilla (riego o secano) o forraje.
- nivel de infestación de cuscuta en cada caso.
Al iniciar la germinación de la cuscuta se pueden hacer controles mecánicos
entre líneas en caso de ser cultivos para semilla sembrados 70 cm sino intervenciones químicas con herbicidas residuales. en el caso de cuscuta es más recomendado es el Pendimetalin. Las dosis oscilan entre 6 y 8 l/ha. A veces es recomendable hacer aplicaciones fraccionadas, primero la mitad de las dosis mencionada y luego aplicar el resto a los 45 días.
Una vez establecida la cuscuta, el nivel de infestación en un potrero puede ser calificada arbitrariamente en los siguientes parámetros: leve con trazas de la maleza hasta un 10 %, moderada con un 11 a 25 % y alta con un 25 % o más. Estos porcentajes se refieren al área total de manchones de cuscuta que se puede esperar en un potrero si no son tomadas medidas de control; en esto debe considerarse que un 1 % puede significar tener unos 100 a 120 m2 de manchones por hectárea. En este estado la alternativa es el uso de un herbicida de contacto en manchoneo. Se recomienda el Paraquat y la utilización más difundida consiste en pulverizar soluciones al 0,5 % del herbicida sobre la cuscuta aplicando 0,750 a 1 litro de la misma por metro cuadrado de manchón.
Factores de éxito
Muchas veces una técnica implementada falla inexplicablemente y el técnico o el productor pierden su tiempo y dinero. Las causas del fracaso quedan sin
explicación o simplemente se indica que la aplicación no fue buena, que la elección del pesticida fue errónea, o que el clima no favoreció el tratamiento. Existen diversos factores por los cuales una técnica terapéutica probada puede fallar o dar resultados mediocres o malos atribuibles a los siguientes puntos (Rodríguez, 1997):
- Manejo de herbicidas
Es importante que el técnico y el productor tengan en cuenta las incompatibilidades de productos para evitar efectos negativos en los tratamientos.
Hay una serie de recomendaciones para atenuar los posibles inconvenientes que pudieran surgir.
- Previo a preparar el caldo de pulverizado en el tanque evaluar en pequeña escala en recipientes de vidrio como probetas o similares. Esto debe realizarse fundamentalmente si se usarán mezclas con otros pesticidas, aditivos, etc. Debe observarse si hay formación de precipitados, si la mezcla es uniforme o se separa en distintas fases, o cualquier otra anormalidad que pueda presentarse.
- Cuando se trabaja con productos comerciales registrados, se debe seguir atentamente las instrucciones de los marbetes en lo atinente a mezclas y demás aspectos.
- Es conveniente no demorar la agitación y que el tanque del pulverizador asegure una buena agitación.
- Al usar formulados en forma de polvos mojables es conveniente hacer un premojado en un recipiente antes de agregarlo al tanque. Las dispersiones de pesticidas en polvo necesitan buena agitación y es recomendable que no permanezcan de un día para el otro para evitar la formación de precipitados.
- Correcto almacenamiento de los productos, evitar contaminación con agua o herrumbres.
- Calidad de agua
El agua subterránea es el vehículo normalmente usado para las pulverizaciones de los agroquímicos en nuestra zona. En muchos casos se presenta de diversas calidades, a veces poseen altos contenidos salinos o aguas alcalinas (pH elevados) que pueden contribuir a una baja eficacia de los herbicidas. La presencia de Calcio, Magnesio o Bicarbonatos de Sodio en cantidades elevadas pueden provocar un efecto antagónico a las distintas formulaciones en forma de sales de herbicidas como Glifosato y 2,4-DB sal amina; también podría haber una menor eficacia con Atrazina, Simazina, Metribuzín y Diflufenicán.
Por lo mencionado, es recomendable realizar el análisis químico del agua que se usa frecuentemente y realizar las correcciones pertinentes si fuesen necesarias.
También es muy marcado su efecto en la estabilidad de agroquímicos que se formulan como concentrados emulsionables u otro tipo de presentaciones líquidas.
- Uso de adjuvantes
Muchos de los nuevos activos requieren productos adjuvantes para asegurar su actividad especialmente en condiciones climáticas no adecuadas, tipo de objetivo, calidad de aguas, etc. Un adjuvante es una sustancia con actividad que se agrega a un herbicida o a una solución para aumentar la efectividad del tratamiento. Existen diferentes categorías de adjuvantes.
- Adjuvante activador: aumenta la actividad biológica del herbicida más allá de lo que se obtiene usualmente sin su agregado. Se clasifican por sus características físicas en tres grupos: surfactante, aceites vegetales y aceites vegetales concentrados.
- Adjuvante modificador de la solución: actúa sobre la solución en el tanque, en el camino hacia el objetivo o en el mismo. Se clasifican como humectantes, adherentes, espesadores, espumantes.
- Adjuvante modificador de la utilidad: amplía las condiciones bajo las cuales una fórmula herbicida es útil. Estos incluyen secuestrantes de cationes y reguladores de pH para aguas de mala calidad, agentes de compatibilidad que mantienen el equilibrio de mezclas en general emulsiones, aumentan la dispersión y/o solubilidad de un herbicida, etc.
Fuente consultada:
J. C. Montoya, N. M. Rodríguez.
Terapéutica Vegetal, Area de Agronomía de la EEA Anguil “Ing. Agr. Guillermo Covas”, INTA.