Situaciones de estrés: ¿contribuyen a las alergias en los niños?

El estrés familiar provocado por situaciones como la separación de los padres, la pérdida de algún miembro cercano o una mudanza puede desencadenar reacciones alérgicas en los niños.

Una enfermedad autoinmune se presenta cuando el mismo sistema de defensa humano ataca a quién, por naturaleza, debería defender. En dicha circunstancia, el sistema se encuentra hipersensible, por lo cual, agrede a ciertas estructuras del propio organismo. Según cual sea la estructura que perjudique, serán los síntomas de cada enfermedad. Dentro de esta categoría, se encuentran las alergias, donde el sistema de defensas responde negativamente (a través de una proteína llamada “inmunoglobulina E”), debido a la exposición a ciertas sustancias, conocidas como alérgenos, quienes son capaces de estimular una reacción en el cuerpo ya que las defensas de cada individuo, al atacarlos, también lastiman determinadas estructuras internas de nuestro ser.

“Los anticuerpos dirigidos a estructuras de nuestro cuerpo son como dardos que surgen de este sistema. Existe una enfermedad autoinmunitaria, muy particular, llamada Lupus Eritematoso Sistémico, donde hay anticuerpos en contra de estructuras de todos los sistemas del organismo. El nivel de enojo de la persona es tan grande que no queda parte del cuerpo sin comprometerse” – comenta el Doctor Álvaro Maestro, especializado en pediatría, al respecto. La queja, que es resultado de una sensación de injusticia, podemos aceptarla o cambiarla para guardar nuestra salud y así aportar algo nuevo en el ambiente en donde nos encontramos, ya sea en nuestro hogar, trabajo, ciudad, etc. Un hogar con quejas constantes se convierte en un entorno tóxico para un niño, como también lo es una nación con lamentos continuos, para sus ciudadanos.

Diferentes expertos en salud mental, afirman que un hogar sano generará niños sanos; por el contrario, un ambiente conformado por palabras hirientes, quejas recurrentes y situaciones de violencia, producirá, como consecuencia, que los pequeños bajen rápidamente sus defensas y, por ende, sean más propensos a enfermarse. “En estas enfermedades, el tratamiento consiste tanto en sustancias que modulan y aplacan la respuesta de nuestro sistema de defensas, así como también el evitar situaciones de estrés que puedan reactivar este proceso” – añade el especialista. Además, menciona que, en estos casos se necesita de una “medicina especial”, la cual es accesible a todos: el aprender a perdonar y a comunicar las cosas que nos enojan y nos preocupan. “El perdonar te libera del enojo que genera la situación en la cual consideras que alguien te debe algo. El construir un hogar propicio, para que nuestros hijos crezcan sanos, es una tarea que comienza con nosotros como padres.” – afirma el Dr. Maestro.

Temporada de alérgenos acumulados

Cabe aclarar que las alergias no dependen de las estaciones del año, sin embargo, es importante entender que durante la temporada otoño-invierno los síntomas suelen empeorar, principalmente en los niños, quienes poseen menos defensas. Esto se debe a que las bajas temperaturas obligan en los hogares un mayor uso de la calefacción y, a su vez, la ventilación sea reducida. Si a esto se le suma un aumento de la humedad ambiental, se crea un “ámbito perfecto” para la proliferación de alérgenos propios de interiores, tales como los ácaros del polvo y los hongos.

Claudio Parisi, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, explicó anteriormente que estos “microclimas” son muy peligrosos, debido a que algunos alérgenos se concentran hasta cinco veces más en ambientes cerrados (en comparación con los exteriores). Tanto en hogares como en los colegios o en guarderías y jardines de infantes, estas sustancias pueden encontrarse en distintos objetos de uso cotidiano. Por ejemplo, en alfombras, colchones, sábanas, almohadas, cortinas, peluches y ropa húmeda.

Los 16 pasos para evitar la concentración de alérgenos:

  1. Aspirar las alfombras con frecuencia y asear inmediatamente con productos de limpieza.
  2. Ventilar los ambientes (5 a 10 minutos por día) y no hacer un uso excesivo de la calefacción.
  3. Cambiar los filtros de la calefacción y del aire acondicionado, con el propósito de evitar bombear aire con polen o ácaros.
  4. Usar protectores de almohadas, colchones y sábanas a prueba de ácaros.
  5. Lavar las sábanas, mínimo, una vez por semana con agua caliente.
  6. Evitar poner los peluches en las camas de los niños.
  7. Dejar entrar el sol a los ambientes para disminuir la humedad y así evitar alérgenos.
  8. Escoger superficies duras para los pisos.
  9. Usar aspiradoras con filtro HEPA que no deja salir al alérgeno.
  10. Evitar que las mascotas suban a la cama.
  11. No apilar ropa mojada.
  12. No comer sobre la cama.
  13. Renovar el colchón cada 10 años.
  14. Usar extractor al cocinar.
  15. No usar pinturas o productos químicos en espacios cerrados.
  16. Evitar fumar en interiores.