En un contexto de cambio climático y consumo consciente, el movimiento “slow fashion” crece. Te mostramos qué es, por qué importa y cómo elegir moda de forma más sostenible.
El mundo de la moda tradicional está acostumbrado a la “fast fashion”: colecciones que se renuevan constantemente, grandes volúmenes y precios bajos. Pero esta dinámica genera grandes impactos ambientales, sociales y económicos. Como contrapunto, aparece el movimiento “slow fashion”, que apuesta por calidad, durabilidad, producción responsable y consumo más consciente.
¿Qué implica slow fashion?
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Producción ética: condiciones laborales dignas, salarios justos, transparencia.
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Materiales sostenibles: algodón orgánico, fibras recicladas, menor uso de químicos.
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Diseño pensado para durar: prendas atemporales, que se usan más allá de una temporada.
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Reducción de desperdicio: menor volumen, menos colecciones, reutilización y reciclaje.
¿Por qué importa?
La industria de la moda es una de las más contaminantes del planeta: consumo de agua, tintes tóxicos, residuos textiles. Elegir con conciencia puede marcar una diferencia.
Además, los consumidores —especialmente más jóvenes— exigen mayor responsabilidad social y ambiental a las marcas.
¿Y en la práctica? Consejos para el consumidor
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Prefiere marcas transparentes sobre su cadena de producción.
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Compra menos, compra mejor: calidad por sobre cantidad.
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Repara tus prendas antes de desecharlas.
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Dona o revende ropa usada en buen estado en lugar de tirarla.
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Infórmate: leer etiquetas, conocer materiales, preguntar.

