Entre lágrimas, Tití Fernández se despidió de las transmisiones tras el triunfo de Argentina

Conmovido como pocas veces, el periodista anunció que ya no hará más campo de juego luego de la cobertura del Mundial de Qatar. 

Las gradas del estadio Icónico de Lusail de Qatar ya estaban vacías. Rato antes, se había disputado la mejor final de la historia de los mundiales: aquella que consagró a la Selección Argentina ante su par de Francia. Ya Dibu Martínez había atajado un penal, ya Montiel había convertido el suyo. Ya Lionel Messi había levantado el trofeo por el que tanto luchó, y aquel que todo un país esperó durante eternos 36 años… Entonces, en ese momento, Tití Fernández tomó la palabra. Y el micrófono, por última vez.

“Yo quiero agradecerle a la gente que pensó que yo podía estar acá”, comenzó diciendo Tití, de 71 años, con la mirada clavada en el césped. “Yo no me quería ir por la ventana. Alguien me quiso sacar por la ventana y yo me quería ir laburando. A las autoridades del canal, que pensaron que yo les podía dar una mano, me hicieron muy feliz”.

Sucede que Fernández fue parte de la cobertura que la TV Pública preparó para este Mundial de Qatar, con Pablo Giralt, Ángela Lerena, Matías Martin y Sergio Goycochea, entre otros. Y entonces, al terminar la transmisión de este domingo, la más esperada, la de Argentina campeón, anunció su despedida: ya no hará más notas desde el campo de juego ni participará de transmisiones televisivas.

“El fútbol me dio todo. Me sacó una sola cosa, que yo quería mucho… Pero el fútbol me dio mucho. Mucho. Soy un tipo feliz. Me salen las lágrimas. Soy un tipo feliz, muy feliz. ¡Gracias Messi! ¡Gracias fútbol! ¡Gracias a la Copa del Mundo! Me voy… nada… tengo… ¡Chau, gracias!”. Y ya no pudo hablar más.

La referencia tenía que ver con lo ocurrido el 2 de julio de 2014. Aquel año, Tití se encontraba cubriendo el Mundial de Brasil. María Soledad Fernández, su hija, lo había acompañado en San Pablo, en el partido que la Selección le había ganado a Suiza por los octavos de final. Pero al volver a Belo Horizonte, el auto en el que viajaba volcó, y cayó por un barranco. Sole tenía 26 años. Pocos días antes había sorprendido a su papá, al viajar hasta Brasil para saludarlo por su cumpleaños.

En este Mundial de Qatar, recibió todo el cariño de los jugadores. El Dibu Martínez, por caso, le regaló el buzo de arquero con el cual se lució en la definición por penales ante Países Bajos. Fue apenas una de las tantas muestras de afecto que recibió. También pudo tener la Copa del Mundo, en manos de Messi.

“Yo no jugué pero gracias al fenómeno de Leo Messi pude besar la copa del mundo. Hoy fue mi última transmisión desde el campo de juego y estoy muy feliz que haya sido justo cuando la Argentina salió campeón. Vamos Argentina, carajo”, escribió en su cuenta de Instagram.

Minutos antes, también en su cuenta, había posteado otro video luego de filmarse con el celular en el campo de juego. Y comprendiendo que el destino le estaba dando un guiño. “Sole, para vos, hija. Mirá (se da vuelta y señala las tribunas repletas de argentinos y los futbolistas de la Selección). Lo que no pudieron antes, hoy sí pudieron. Para vos mi vida, preciosa, divina… ¡somos campeones del mundo, Sole! ¡Te quiero, divina!”