Estados Unidos y Venezuela llegaron a un sorpresivo acuerdo que involucra la repatriación y/o deportación de ciudadanos del país sudamericano sin papeles y la liberación de seis presos estadounidenses. Ello fue posible luego de una reunión mantenida entre un enviado del presidente norteamericano Donald Trump y el mandatario venezolano Nicolás Maduro efectuada en Caracas el viernes último.
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El encuentro entre el autoproclamado presidente de Venezuela y el emisario del Gobierno de Trump, Richard Grennel, tuvo lugar en el Palacio de Miraflores, sede del Ejecutivo venezolano. Allí, Maduro estuvo acompañado de varios de sus ministros. Se trató del primer contacto antre ambas administraciones, y fue celebrada por el mandatario del país sudamericano como “un nuevo comienzo en las relaciones bilaterales”, más allá de que EEUU siga sin reconocer al régimen chavista.
Por medio de su enviado, la Casa Blanca tenía dos objetivos: la liberación de los “rehenes” estadounidenses detenidos por el régimen venezolano, y deportar a cambio a venezolanos indocumentados en el país norteamericano, algunos de ellos vinculados al cartel narco venezolano llamado Tren de Aragua, que adquirió una especial relevancia en el narcotrafico y el crimen organizado internacional en los últimos años.
El encuentro tuvo el carácter de semi-secreto, pues no trascendió mayor información que el intercambio de venezolanos sin papeles en EE.UU. por presos estadounidenses. Al respecto, el presidente Donald Trump celebró la noticia en su propia red “Truth Social”: “Es muy bueno tener a los rehenes de Venezuela de vuelta en casa y, muy importante notar, que Venezuela ha acordado recibir, de regreso a su país, a todos los extranjeros ilegales de Venezuela que estaban acampados en los EE.UU., incluidos los miembros de las pandillas del Tren de Aragua” escribió.
Trump resaltó el hecho de que Estados Unidos no costeará el traslado sino que Caracas acordó proporcionar el transporte de regreso: “Estamos en el proceso de expulsar a un número récord de extranjeros ilegales de todos los países, y todos los países han acordado aceptar a estos extranjeros ilegales de regreso”. Asimismo, remarcó, sobre la base de estos extranjeros sin papeles, un “número récord” de criminales deportados del país norteamericano.
El inesperado encuentro sorprendió a la oposición venezolana, que esperaba que el magnate republicano continuara la presión de que había ejercido en su anterior mandato contra el régimen chavista, consistente en sanciones económicas, el aval a Juan Guaidó como presidente interino e, inclusive, una supuesta misión de un equipo de mercenarios a sueldo para capturar o asesinar a Maduro.
De todas maneras, más allá del acercamiento, desde la Casa Blanca negaron que la reunión implique un reconocimiento del Gobierno de Trump a Maduro en tanto presidente, más bien precisaron que se trató de una misión con objetivos puntuales y pragmáticos vinculados a la deportación de indocumentados y criminales a cambio de norteamericanos cautivos.
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