En la región de Kalgoorlie, en Australia, eucalyptus atrapan partículas de este metal precioso a través de sus raíces y las trasladan hasta sus hojas y ramas, donde quedan depositadas.
El equipo del geoquímico Mel Lintern, de la CSIRO de Australia, descubrió que el árbol actúa como una bomba hidráulica. Sus raíces se extienden hasta decenas de metros bajo tierra y bombean el agua que contiene el oro. Como el oro succionado resulta tóxico para la planta, en vez de retenerlo, ésta lo devuelve hacia las ramas y finalmente a la superficie de las hojas donde se acumula y hasta puede desprenderse.
Los autores del hallazgo creen que le descubrimiento serviría que las hojas podrían ser usadas en combinación con otras herramientas como una técnica de exploración más barata y más respetuosa con el medio ambiente para buscar yacimientos de oro en el subsuelo.