El español le ganó a Novak Djokovic en la final disputada en el ATP de Roma por 6-0, 4-6 y 6-1 en 2h 25m. El duelo n°54 entre ambos, novena vez que Rafa festeja en Roma, título n°81 para él y el 34 en Master 1000.
El de Manacor tiene una capacidad única en su ADN para regenerarse, reinventarse y volver a la senda de los triunfos que tanto lo caracteriza, esa mentalidad hace de Rafa una de sus distinciones más notables. Después de un año en el que aún no había conseguido ningún título, tras una semana ideal, vuelve a alzar un trofeo. Cumpliendo una máxima en los últimos 15 años, llegar a disputar Roland Garros con al menos un título en arcilla.
Explicar un 6-0 en tenis, desde lo estadístico, a veces, carece de sentido. Una diferencia en la que cada reflejo de los números lo posicionó a Nadal por delante. Ganando 31 de los 47 puntos jugados, (19/32 sobre el saque de Nole) y permitiendo a su rival tomar sólo tres puntos de su servicio, cerró un inicio excepcional en el partido.
En la segunda manga, la historia se iba a modificar. El número 1 del mundo encontró buenas sensaciones y desde la fortaleza para sobrellevar los momentos críticos que se le presentaron con su servicio (salvó 4 break points), tomó una de las dos oportunidades que dispuso para quebrar y emparejó el encuentro, llevando el match al set definitivo.
El desgaste de los duelos previos seguramente influyó sobre el físico del tenista de Belgrado, que venía de arduas batallas frente a los argentinos (Del Potro y Schwartzman). La diferencia entre ambos fue nuevamente abrumadora y logrando tres roturas de servicio, el de Mallorca se encaminó a un nuevo título, quedando en solitario con el récord de mayor cantidad de Masters en toda la historia (34), uno más que su contrincante (Djokovic posee 33).
