En el foro itálico, el N°1 del mundo superó al Peque por 6-3, 6-7 (2) y 6-3 en 2h 31m. El serbio enfrentará en la final del Master 1000 a Rafael Nadal, quién se tomó revancha ante Stefanos Tsitsipas de lo sucedido en Madrid.
Diego tuvo una semana extraordinaria en Roma, volviendo a demostrar el nivel que lo llevo hasta el puesto N°11 del escalafón mundial el año pasado (su mejor ranking). Las palabras del tenista de Buenos Aires, después de su buena performance: “Me llevo muchas cosas positivas, al final sentía que podía ganar el partido, sobre todo por el cansancio de él, pero al final él terminó jugando mejor que yo y cuando el número 1 del mundo juega mejor que el rival, suele ganar. Sé que terminé jugando muy bien, sólido y estuve cerca de ganarle a los mejores”.
Si hay que resaltar una estadística del partido, es la efectividad que tuvo Nole en las oportunidades de quiebre (4/5 80%). Lo que le permitió al de Belgrado administrar la diferencia en el primer y tercer parcial, sin ceder oportunidades en esas mangas. En el segundo set fue dónde Diego pudo quebrar el saque de su rival, en dos oportunidades. Sin embargo, su oponente también capitalizó la misma cantidad y la paridad se extendió hasta el desempate. Allí El Peque marcó la diferencia con dos mini quiebres.
Por su parte, el N°2 del mundo, continuó con su arrollador paso en el certamen, derrotando al griego por 6-3 y 6-4 en 1h 42m. El español llega de la mejor manera, sin ceder ningún set ante sus rivales y apenas perdiendo 13 juegos en total.
Después de un arranque de la temporada de arcilla esquivo para lo que nos tiene acostumbrados (derrotas frente a Fognini, Thiem y Tsitsipas), el de Manacor vuelve a utilizar la capacidad única que posee en su ADN, la reinvención. Será un nuevo duelo entre quiénes tienen el récord de enfrentamientos en la era abierta (n°54), con 28 victorias para Djokovic y 25 para Rafa.