No se trata de dividir en géneros sino basarse en datos concretos. Año tras año, las estadísticas puntuales de nuestro país, de mujeres y hombres que conducen reflejan este dato concreto: se muestran disparidades claras de conducta al momento de tomar el volante.
Muy atrás quedaron esos tiempos donde ellas no se planteaban siquiera hacer del manejo un hábito, o quizás, era territorio exclusivo de ellos por muchas razones que rozan lo patriarcal.
Hoy en día muchas veces entre sus decenas de ocupaciones diarias, la conducción es moneda corriente, y también lo hacen mejor.
Los números lo ubican así, se considera que, en Argentina, en continuidad de tiempo, las mujeres son más prudentes y previsoras al instante de poner un pie al automóvil. ¿Motivos? Se estima que en parte, tiene que ver con su construcción empática natural que las hace enlazar más con los otros que la rodean en el exterior, algo que en el género masculino no es tan habitual: los números marcan que los hombres participan en más de la mitad de los siniestros en calles y rutas, en cambio las mujeres se sitúan cerca solo de un tercio de ellos, y que las lleva a hacer más caso a las normas vigentes, marcando una diferencia notable que las hace evidentemente mostrar el camino a seguir en cuanto a responsabilidades.
Así, movilizarse a diario para acercarse al trabajo, hacer las actividades sociales de rutina, llevar a los hijos a la escuela, y más, son prácticas comunes que llevan con estima y de forma mucho más cuidada, y dan fe de ello desde Autoescuela Victoria, especializada en la enseñanza al volante en la ciudad de Buenos Aires, que cuenta en su staff con expertos en conducción que a menudo ayudan a muchas argentinas a lograrlo de forma profesional.
En cuanto a la entrega de carnets de manejo, la cosa no es tan igualitaria, se estima que solo alrededor del 30% de las licencias entregadas por año en el país, son para ellas, un punto que todavía permanece pendiente y que no se termina de entender, más cuando ellas lo hacer mejor.