La ceremonia del sorteo del Mundial 2026 se convirtió en un megaevento global que combinó música, glamur y espíritu futbolero. Lejos de ser un simple anuncio de grupos, la noche en el John F. Kennedy Center for the Performing Arts, en Washington D.C., fue un espectáculo pensado para mostrar el tamaño y la ambición del torneo que organizarán Estados Unidos, México y Canadá.
La conducción estuvo a cargo de Heidi Klum y Kevin Hart, acompañados por el actor Danny Ramirez, en una puesta llena de ritmo televisivo y despliegue escénico. Desde el primer minuto, el foco estuvo puesto en ofrecer un show con la estética de un mundial “de tres países y un solo corazón”.
El encargado de abrir la gala fue nada menos que Andrea Bocelli, que dejó al público en silencio absoluto con su interpretación, aportando el toque emotivo y elegante de la noche. Inmediatamente después, la energía cambió por completo con la presentación de Robbie Williams, quien volvió a demostrar por qué sigue siendo uno de los artistas pop más carismáticos del planeta. A él se sumó Nicole Scherzinger, que deslumbró con su voz y presencia en el escenario.
Pero el cierre se robó todos los aplausos: los legendarios Village People subieron al escenario para cantar su clásico “Y.M.C.A.”, transformando el auditorio en una auténtica fiesta global y haciendo bailar a todos, desde los invitados VIP hasta las delegaciones deportivas.
Entre show y show, también se vivió el momento más esperado: el sorteo que definió los 12 grupos del Mundial, con los 48 equipos distribuidos entre los cuatro bombos. La ceremonia combinó ritmo, emoción y espectáculo, en lo que ya se considera una de las aperturas más grandes y llamativas de la historia mundialista.
Con artistas internacionales de primer nivel, una producción digna de Hollywood y un clima de fiesta total, el Mundial 2026 dejó claro desde su primera noche que apunta a ser uno de los más espectaculares de todos los tiempos.

