Con apenas 29 años, Zendaya logró lo que muchas figuras sueñan toda una vida: respeto en la industria, influencia en la moda y admiración en millones de jóvenes alrededor del mundo. De Disney a Dune, su ascenso fue tan impecable como inspirador.
Nacida en 1996 en Oakland, California, Zendaya Maree Stoermer Coleman creció rodeada de arte y disciplina. Desde pequeña se formó en teatro y danza, y su gran oportunidad llegó en 2010 con Shake It Up, una serie de Disney Channel que la presentó como una de las nuevas promesas juveniles.

Pero mientras muchas estrellas de Disney quedaron atrapadas en su imagen infantil, Zendaya supo marcar su propio camino. En lugar de buscar la fama rápida, eligió proyectos que mostraran su madurez y control creativo. Su debut en Spider-Man: Homecoming (2017) fue el primer paso para desprenderse del sello Disney y consolidarse en Hollywood.

El gran salto llegó con Euphoria, la serie de HBO que revolucionó la televisión adolescente. Su interpretación de Rue Bennett, una joven que enfrenta la adicción y la confusión emocional, le valió dos premios Emmy y el reconocimiento de la crítica. Con Euphoria, Zendaya se convirtió en una actriz capaz de generar conversación, empatía y reflexión.

A la par, su figura creció en la moda. Cada aparición suya en la alfombra roja es tendencia: trabaja junto a su estilista Law Roach, con quien creó una estética única que combina elegancia, riesgo y mensaje. Ha sido imagen de marcas como Valentino y Bulgari, y en 2021 se convirtió en la mujer más joven en recibir el CFDA Fashion Icon Award, uno de los máximos reconocimientos de la industria.

Su paso por Dune y Challengers confirmó que Zendaya es mucho más que una cara bonita. En Dune, interpretó a Chani, un papel que la consolidó en la ciencia ficción; y en Challengers —una historia de amor y poder ambientada en el tenis— demostró su magnetismo como protagonista y productora.
Más allá de su carrera, Zendaya se destaca por su compromiso social. Habla abiertamente sobre la representación en Hollywood, la autoestima, la identidad afroamericana y el empoderamiento femenino. Nunca necesitó el escándalo para mantenerse en el centro de la atención: su coherencia y profesionalismo la convirtieron en un modelo a seguir para toda una generación.
Hoy, Zendaya es sinónimo de elegancia, inteligencia y autenticidad. Una artista que entendió que la fama puede ser pasajera, pero la visión y el trabajo dejan huella. Su historia no es solo la de una actriz que triunfó después de Disney: es la de una mujer que reescribió las reglas del estrellato moderno.

