La nostalgia televisiva nos hace volver a ver nuestras series favoritas… pero no todas resisten el paso del tiempo. Mientras algunas se volvieron más relevantes que nunca, otras serían imposibles de estrenar en la era del streaming y la corrección política.
El tiempo no solo cambia la forma en que consumimos ficción, también transforma la manera en que la entendemos. Volver a ver series de los 90 o los 2000 es un ejercicio curioso: lo que antes nos hacía reír, hoy puede incomodar; lo que parecía banal, hoy se lee como una crítica social adelantada.
Algunos títulos lograron envejecer con elegancia. Friends, pese a sus polémicas, sigue siendo una escuela de comedia; Gilmore Girls mantiene intacto su encanto y ritmo de diálogo vertiginoso; y The Office se transformó en un manual sobre lo absurdo de la vida laboral moderna.
Pero otras producciones no corrieron con la misma suerte. Two and a Half Men sería cancelada al tercer episodio por sus chistes sexistas, Gossip Girl enfrentaría acusaciones de “toxicidad glamorizada”, y How I Met Your Mother no escaparía a la lupa de las representaciones problemáticas.
Las nuevas audiencias, más conscientes y críticas, ya no miran hacia otro lado. Sin embargo, este cambio también abre la puerta a una televisión más diversa, empática y creativa, que busca reflejar —con sus aciertos y contradicciones— el mundo actual.

