El regreso de Dua Lipa a la Argentina fue mucho más que un concierto: fue una declaración de principios sobre cómo se entiende el pop en 2025. Con una puesta en escena milimétrica, una estética entre lo futurista y lo nostálgico, y un setlist que combinó hits planetarios con nuevos sonidos, la artista británica reafirmó su lugar como una de las voces que redefinen el género en esta era post-digital.
El show —parte de su gira Radical Optimism Tour— reunió a miles de fans que corearon desde los clásicos de Future Nostalgia hasta las canciones más recientes, donde Dua Lipa apuesta por un sonido más orgánico, menos electrónico, pero igual de magnético. Lejos del pop de fórmulas, la artista propone una mezcla de elegancia retro y energía rave, con influencias que van del house británico al rock alternativo.
Lo más interesante es cómo Dua encarna un tipo de estrella pop que combina precisión escénica con autenticidad emocional. No necesita grandes polémicas ni artificios virales para conectar: su carisma radica en la confianza y el control con los que se adueña del escenario. Esa mezcla de disciplina, estética y vulnerabilidad define el nuevo paradigma del pop global, donde la narrativa importa tanto como el espectáculo.
En tiempos en que la música circula más por algoritmos que por radios, Dua Lipa demuestra que el pop aún puede ser un evento colectivo. Su paso por Argentina confirmó lo que muchos ya intuían: el futuro del género no está en romper con el pasado, sino en reinterpretarlo con inteligencia, ritmo y estilo propio.

