Algunas películas pasan sin dejar mucha huella, pero sus canciones trascienden generaciones. Son esos soundtracks que, incluso sin recordar el film, seguimos tarareando o encontramos en playlists nostálgicas.
En el universo del cine, no siempre gana el guion. A veces, la verdadera protagonista es la música. Existen películas que se desvanecen con el tiempo, pero su banda sonora se mantiene viva, reversionada, viral o convertida en clásico.
Casos hay muchos. “My Heart Will Go On” convirtió a Titanic en una experiencia emocional colectiva, pero el fenómeno de Celine Dion terminó viviendo por sí mismo. Algo similar ocurrió con “I Will Always Love You” de Whitney Houston, que trascendió la trama de El Guardaespaldas hasta volverse uno de los temas más emblemáticos del siglo XX.
En los 2000, “Lose Yourself” de Eminem hizo que 8 Mile quedara grabada en la historia del rap más que como película. Y más recientemente, “Shallow” de Lady Gaga y Bradley Cooper (de A Star Is Born) se volvió himno antes que escena.
A veces, incluso los films olvidados sobreviven gracias a un hit inesperado: “Stayin’ Alive” de los Bee Gees inmortalizó a Fiebre de sábado por la noche, y “Eye of the Tiger” convirtió a Rocky III en sinónimo de motivación.
En la era del streaming, esta tendencia sigue viva: canciones de películas o series se vuelven virales en TikTok, Spotify o Reels, logrando algo que el propio film no consiguió: quedarse en la memoria colectiva.

