Un reciente informe sobre jóvenes de 18 a 35 años en Argentina trazó una radiografía cruda pero necesaria del mercado laboral: la mayoría trabaja, muchos se sienten relativamente conformes, pero la calidad del empleo, la informalidad y la irrupción de la inteligencia artificial plantean desafíos que ya no se pueden postergar.
El estudio se realizó entre septiembre y noviembre de 2025, combinando encuestas, focus groups y análisis de tendencias digitales. El resultado es una foto bastante clara de cómo viven, trabajan y miran el futuro los y las jóvenes del país.
Radiografía del empleo joven
Los números muestran que una amplia mayoría está trabajando, pero no siempre en condiciones óptimas:
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76 % de los jóvenes tiene algún tipo de empleo.
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24 % no está trabajando.
Entre quienes sí trabajan, la distribución es la siguiente:
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37 % se desempeña como trabajador independiente.
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16 % tiene un empleo formal en el sector privado.
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12 % trabaja en la informalidad.
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9 % tiene empleo público en blanco.
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2 % trabaja en el sector público, pero sin registrar.
Un dato clave: entre quienes tienen menor nivel educativo, hasta el 70 % trabaja por cuenta propia, muchas veces en actividades inestables o sin protección social. Es decir, la falta de formación formal empuja a una inserción laboral más precaria.
Satisfacción, expectativas y brechas de género
Aun con este marco, el humor social no es del todo negativo:
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Cerca del 56 % de los jóvenes se declara “muy satisfecho” o “satisfecho” con su trabajo.
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Un cuarto de ellos reconoce que no está a gusto con su empleo.
Se observa además una brecha de género marcada:
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Aproximadamente 6 de cada 10 varones dicen estar conformes con su situación laboral.
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Entre las mujeres, esa satisfacción baja a casi 5 de cada 10.
Cuando miran hacia adelante, el optimismo aparece con fuerza:
casi 7 de cada 10 consideran que tienen más oportunidades de crecimiento profesional que sus padres, mientras que un grupo minoritario cree que está peor parado que las generaciones anteriores.
Sin embargo, ese optimismo convive con una sensación de estancamiento: alrededor de la mitad de los encuestados percibe que su situación económica se mantuvo igual o incluso empeoró en el último tiempo.
Educación, plataformas y el avance de la IA
La relación entre educación y trabajo es otro eje central del informe:
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El 72 % siente que la educación que recibió lo preparó, al menos en parte, para el mundo laboral.
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Pero entre quienes aún buscan empleo, la mitad cree que la educación no fue suficiente para conseguir un trabajo.
La llamada “economía de plataformas” también forma parte del mapa laboral juvenil:
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Más de la mitad de los jóvenes usa apps o plataformas digitales para generar ingresos.
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Sin embargo, solo alrededor del 16 % las considera una fuente de ingreso realmente sostenible en el tiempo.
La inteligencia artificial aparece como otro gran factor de cambio:
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Cerca del 59 % afirma usar herramientas de IA en su vida cotidiana.
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Un 34 % de esos usuarios lo hace de forma frecuente.
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La mayoría las utiliza para buscar información, estudiar, redactar textos y resolver tareas laborales.
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Aproximadamente 1 de cada 4 jóvenes dice estar preocupado por el impacto de la IA en los puestos de trabajo.
También hay diferencias en cuanto a la regulación:
las mujeres muestran mayor apoyo a que el Estado intervenga para regular el uso de la IA que los varones.
Qué significa todo esto para Córdoba
En Córdoba, donde conviven industria, servicios basados en el conocimiento, comercio, turismo y agro, estos datos encienden varias luces de alerta:
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La alta proporción de trabajo independiente e informal se traduce en menos aportes, menor acceso a créditos y más vulnerabilidad ante crisis económicas.
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La expansión de la IA y las plataformas digitales puede ser una oportunidad para generar empleo de calidad, pero solo si se acompaña con formación específica: programación, manejo de datos, edición de contenidos digitales, idiomas, marketing online y habilidades blandas.
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El sistema educativo provincial —escuelas técnicas, universidades, institutos terciarios y programas de capacitación— tiene margen para avanzar más rápido en contenidos ligados a la economía digital y la automatización.
Si esa transformación no se acelera, existe el riesgo de que los jóvenes cordobeses terminen atrapados en la “zona gris” del mercado laboral: trabajando, pero sin estabilidad, sin beneficios y con bajos ingresos.
Una generación que quiere más
La conclusión es clara: hay una generación que trabaja, se esfuerza, se forma y mira al futuro con expectativas altas, pero que se enfrenta a un mercado laboral fragmentado, con mucha informalidad, salarios flojos y cambios tecnológicos que avanzan más rápido que la política pública.
Para Córdoba, el desafío es convertir ese optimismo en políticas concretas:
más formación en habilidades digitales, programas de primer empleo, incentivos a empresas que tomen jóvenes con capacitación en IA y tecnología, y un puente más sólido entre las aulas y el mundo del trabajo.
No se trata solo de crear empleo, sino de asegurar que esos empleos sean de calidad y estén a la altura de la generación que viene.
Cómo trabajan los jóvenes en Argentina
Distribución aproximada según tipo de inserción laboral (18 a 35 años).
Elaboración propia en base a relevamientos recientes sobre empleo juvenil.
