El Ministerio de Salud, encabezado por Mario Lugones, informó que se aplicarán controles biométricos para auditar el presentismo y los horarios de los trabajadores del Hospital Garrahan. Una fuente oficial declaró: “Los ñoquis se van, la persona que no cumple tareas deja de pertenecer al hospital”. Esta medida se implementa tras la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo para frenar las protestas de los médicos residentes.
El Gobierno argumenta que el hospital presenta un “desorden administrativo” y que “no se va a financiar la ineficiencia“. Según datos oficiales, el Garrahan cuenta con 953 trabajadores administrativos y 478 médicos de planta. “Los recursos están, pero se quedan en la burocracia”, señaló un funcionario.
Respecto a los reclamos salariales, el Gobierno indicó que en 2024 el presupuesto de gasto corriente del hospital aumentó un 244%, de $48.000 millones a $165.000 millones, y que ese monto se mantuvo para 2025. Sin embargo, no se especificó cómo se distribuyeron esos fondos. Los residentes denuncian un salario estancado en $797.061 para jornadas de más de 60 horas semanales y un éxodo de médicos al sector privado.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, afirmó que el Garrahan “tiene equilibrio financiero y sus cuentas volvieron a estar en orden después de diez años en los que aumentaron 59% los cargos jerárquicos para favorecer a la propia política”. No obstante, el delegado de la Junta Interna del gremio ATE del hospital, Esteban Argañaraz, refutó estas afirmaciones y compartió datos que indican una mayor proporción de trabajadores en el área asistencial.
En este contexto, el Ministerio de Salud evalúa otorgar un “plus por productividad” para los médicos, aunque aún no se definieron los parámetros para su implementación. Desde el Gobierno, señalaron: “Buscamos que los médicos no tengan que buscar trabajo en otro lado”, pese a que muchos profesionales también trabajan en el sector privado.