La cineasta afgana Sahraa Karimi logró escapar de Kabul e hizo advertencias sobre el futuro de su país

La directora dijo que el nuevo gobierno quiere prohibir todo tipo de arte y negar los derechos de la mujer; también denunció la tortura y el asesinato de actores y funcionarios culturales.

Sahraa Karimi, la directora de cine más importante de Afganistán, logró escapar sana y salva de Kabul y se encuentra en un lugar protegido. “Mis queridos amigos, no se preocupen. Estoy bien y segura”, escribió en su cuenta oficial de Twitter. Allí agradece públicamente a la eslovaca Wanda Hrycova (de la academia de cine y TV de ese país), a la embajada eslovaca en Irán y a los gobiernos de Ucrania y de Turquía por haberla ayudado a escapar de Kabul junto a otras 11 personas el domingo pasado, en coincidencia con el momento en el que el movimiento talibán reconquistaba el poder. Se cree que Karimi logró abordar un avión de Turkish Airlines.

Pocas horas antes de abandonar su país, Karimi dio a conocer a través de Facebook una carta abierta en la que advertía que la intención de los talibanes es prohibir toda clase de arte, además de temer que tanto ella como otros colegas suyos aparezcan tarde o temprano en listas de personas a las que el nuevo gobierno está dispuesto a castigar.

El caso de Karimi se suma al de Sharbanoo Sadat, otra cineasta afgana con destacada presencia en festivales internacionales, que mientras procuraba escapar de Kabul hizo un estremecedor relato de su peripecia. Como Sadat, Karimi se hizo conocida en el mundo a través de la difusión de su obra en destacadas muestras. En la sección Orizzonti del Festival de Venecia 2019 presentó su película Hava, Maryam, Ayesha, en la que retrata la vida de tres mujeres afganas en situaciones dramáticas relacionadas con el embarazo, la infidelidad y el aborto y cómo deben enfrentarlas en el seno de una sociedad ultraconservadora.

La carta abierta de Karimi, dirigida a la prensa internacional, describe a los talibanes como un movimiento “ferozmente feudal y paternalista” que quiere retroceder en el tiempo en relación con los derechos de la mujer. “Nuestros derechos van a ser escondidos entre las sombras de nuestras casas y nuestras voces y nuestra posibilidad de expresarse se va a ahogar en el silencio. Cuando los talibanes estaban en el poder ninguna niña podía ir a la escuela. Desde que se fueron, nueve millones de niñas empezaron a estudiar, pero en las últimas semanas los talibanes destruyeron numerosas escuelas y dos millones de niñas se vieron forzadas de nuevo a abandonarlas”, agrega la cineasta.

“En las últimas semanas –denuncia además-, los talibanes masacraron a nuestro pueblo, secuestraron a muchos chicos, vendieron chicas muy jóvenes a sus hombres como novias infantiles, asesinaron a mujeres solo por cómo iban vestidas, le sacaron los ojos a una mujer, torturaron y asesinaron a uno de nuestros más queridos actores, a uno de nuestros grandes poetas e historiadores y a la máxima autoridad cultural del gobierno que acaba de caer”.

Karimi es la artífice y directora general de Afghan Film, la principal entidad estatal dedicada al cine de su país. Desde allí pudo llevar adelante un puñado de proyectos cinematográficos dedicados a mostrar algunas facetas de la realidad afgana como Hava, Maryam, Ayesha. También organizaba un festival anual de cine en la Universidad de Kabul. “Todo lo que pude levantar con esfuerzo como directora de cine en mi país corre serio riesgo de caer para siempre. Si los talibanes toman el poder van a prohibir toda clase de arte”, dice finalmente.