Los mitos de la Vitamina C

Nos hemos encontrado  con  muchas creencias relacionadas con la Vitamina C, tan extendidas como falsas. 

DEBEMOS PRESTAR MUCHA ATENCIÓN A LA CARENCIA DE VITAMINA C. FALSO.

Comencemos con lo que sí es cierto: La Vitamina C es un nutriente esencial para nuestro organismo: está directamente implicado en el sistema inmunologico , en el mantenimiento de la densidad ósea, en la formación del colágeno de las articulaciones, en la absorción del hierro, en la buena salud de la piel… El problema es que nuestro organismo no es capaz de producir por sí mismo este nutriente ni de almacenarlo, de modo que debemos obtenerlo a partir de la dieta. Ahora bien, al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, con la vitamina D (cuyo déficit en nuestra población está bastante generalizado), de niveles de Vitamina C andamos ‘más que sobrados’. Y es que, si las recomendaciones sanitarias de ingesta de dicha vitamina oscilan alrededor 90mg diarios para hombres y 75mg para mujeres, En realidad, deben producirse unas restricciones muy importantes en la dieta para llegar a tener déficit de esta vitamina. De modo una alimentación rica en alimentos frescos, sobre todo frutas y verduras, nos aportará de forma holgada unos niveles más que necesarios de Vitamina C.

CUANTA MÁS VITAMINA C, MEJOR. FALSO.

La asociación entre Vitamina C y la buena salud del sistema inmunitario puede llevarnos a pensar: cuanta más, mejor. Error. Nada (o casi nada) en exceso es bueno. Y aquí no estamos frente a ninguna excepción. Mantener unos niveles adecuados de Vitamina C es muy beneficioso, pero elevarlos en exceso, puede incluso resultar contraproducente: muchas veces se puede eliminar con facilidad a través de la orina, pero si esos niveles son demasiado elevados pueden derivar en dolencias como diarrea, náuseas, calambres estomacales… Así que, definitivamente, no. Tomar más Vitamina C no será nunca sinónimo de mayor beneficio para nuestro organismo.

LOS SUPLEMENTOS DE VITAMINA C, GRAN ALIADO DE LA SALUD. FALSO.

Precisamente por todos estos motivos, no debemos entender los suplementos de Vitamina C como grandes aliados de la salud (hablamos, claro, en términos generales de población adulta y sana). De un lado, ya hemos comentado que en nuestra población, vamos más que holgados en lo que a ingesta de esta vitamina se refiere. Y de otro, ya hemos comentado que el exceso no representa beneficio. Así que, a no ser que sea por prescripción médica, olvídate de estos suplementos (así como de los alimentos ‘enriquecidos en Vitamina C’ que vemos en los mercados).

LAS NARANJAS, REINAS ABSOLUTAS EN EL PÓDIUM DE LA VITAMINA C. FALSO.

Sí, es cierto que las naranjas son una gran fuente de Vitamina C. Pero ni son la única, ni la que más cantidad aporta. Por ejemplo, los pimientos adelantan claramente por la derecha a las naranjas en lo que se refiere a cantidad de esta vitamina. También son gran fuente los kiwis, las frutillas, el mango, el brócoli, los berros, el perejil… Pero más que en alimentos concretos, lo recomendable es, de forma general, incluir en nuestros menús diarios una buena cantidad de frutas y verduras frescas. Simplemente haciendo eso habremos cubierto los niveles requeridos de vitamina C.

LOS ALIMENTOS RICOS EN VITAMINA C AYUDAN A PREVENIR EL RESFRIADO. FALSO.

Más allá del mito, no existe ninguna evidencia científica que justifique esta afirmación.

Sí que existen algunos estudios (aunque no del todo concluyentes) que apuntan no tanto a un efecto de prevención, como a cierto efecto de reducción en la duración de esos resfriados, una vez han aparecido. En cualquier caso, existe una ‘fórmula’ muchísimo más eficaz a la hora de prevenir un resfriado que llenarnos con naranjas y que, por desgracia, ahora conocemos todos de sobra: el lavado de manos.

Tomate rápido el jugo, O SE LE IRÁN LAS VITAMINAS”. FALSO. 

¿Puede haber un mito más extendido que éste en relación con la Vitamina C? Pues si aún no lo has hecho, ya va siendo hora de que lo destierres. Y es que en 2002 se demostró que, aunque la vitamina C (ácido ascórbico) se oxide, la sustancia que se genera, llamada ácido dehidroascórbico, sigue teniendo las mismas propiedades que la vitamina C.  Y para que esas propiedades desaparezcan deben pasar varias horas (hasta 12), o bien, que el jugo se someta a una temperatura muy elevada de más de 120º, lo cual no es un hábito muy común… Asique, la próxima vez que te hagas un jugo no es necesario que lo tomes  rapido  recién exprimido. Al menos, por motivos nutricionales (el sabor sí puede variar). De hecho, lo ideal es que la próxima vez que te dispongas a hacerte un jugo , optes mejor por comerte la naranja entera. Aporta más fibra, te saciará más, el aporte calórico será probablemente menor (mientras que es difícil comerse más de una naranja de una vez, hay pocos jugos que lleven menos de dos o tres). Y lo más importante: al exprimirla, los azúcares propios de la fruta, se convierten en azúcares libres, esto es, los que es preferible evitar.

EL PODER ‘DETOX’ DEL LIMÓN EN AYUNAS. FALSO

El limón es, junto con la naranja, otro imprescindible en nuestro imaginario colectivo cuando hablamos de Vitamina C. Y, por extensión de la salud. Por supuesto que se trata de un alimento perfectamente saludable, cargado de vitaminas. Pero lo que no es… es milagroso. Y es que las capacidades atribuidas a este cítrico son, en muchas ocasiones, falsas. Entre ellas la más ‘popular’ es su capacidad depurativa. Y, por mucho que nos lo intenten vender así, no existe ningún alimento que pueda depurar ni desintoxicar  nuestro organismo, porque de eso ya se encargar nuestro hígado y nuestros riñones. Claro que no pasa nada por tomar un agua con jugo de limón en ayunas; no es en absoluto nocivo, pero tampoco curativo, ni con grandes propiedades nutricionales  Además, se pueden correr el ‘peligro’ de entender ese jugo como sustituto de otras frutas que sí debemos tomar a lo largo de día. Además, el limón, ingerido en exceso, puede dar lugar a erosiones en el esmalte de los dientes.