Fue 1 a 0 en Junín, con gol de Sebastián Palacios; luego de cuatro fechas, el xeneize se trepó de nuevo a la cima en soledad gracias a los empates de River y San Lorenzo
un pequeño golpe de efecto le seguirá otro de magnitud inigualable. No es difícil saber cuál es cuál. Boca ganó y es el líder del torno local. El triunfo por 1-0 ante Sarmiento, una ciudad revolucianada por el paso xeneize, revitalizó la presentación de hoy de Carlos Tevez . Fue una combinación de manos directa a la mandíbula de sus competidores, pero la cuestión será mantenerla en el tiempo y con una base sustentable. Porque ya le había pasado antes con Bianchi, con el regreso de Riquelme, con la ilusión de los refuerzos más caros, de perfil europeo, y hasta con una marcha perfecta en la etapa de los grupos de la Copa Libertadores. Nada pasó después. La ilusión se desvaneció en el aire y lo que era alegría se volvió ira, vacío, incertidumbre. A lo Boca, sin estados de ánimo intermedios. Para bien o para mal.
Es que todo lo que hace Boca depende de Boca. El pulgar para arriba y los ojos vidriosos, a estallido de la lágrima. El grito de aliento o el ladrido de bronca hacia el dirigente del momento. Angelici conoce el paño. Hizo todo. Incluso, fue en contra de algunas convicciones y se alió con el sentimiento popular. Pero la pelota no entró y lo insultaron desde los cuatro costados. Insiste, el dirigente macrista insiste y reniega de las cuestiones políticas justo en el año más político de todos en el ámbito nacional e institucional.
El gol de Palacios
Es que Boca juega contra sus adversarios y contra los fantasmas de los tiempos recientes. La N° 10 recién tendrá un dueño efectivo hoy, con Tevez. El aura de Riquelme revoloteó de un lado a otro en las últimas derrotas. Ni qué decir en la despedida de Sebastián Battaglia, el jueves pasado, cuando la Bombonera bramó por los ídolos del pasado y embistió contra Angelici. Juega. Todo juega. Hasta el mínimo detalle.
Boca sabía que un triunfo lo ubicaría en la cima, con un punto más que San Lorenzo. Aunque no convenía concentrarse demasiado en la matemática sin atender las cuestiones internas, las más urgentes, las del juego y el desarrollo. El equipo dirigido por Arruabarrena tenía que solucionar cosas de manera inmediata. Todo lo que vendrá a partir de mañana será una cuestión agregada. Lo primordial era ganarle a Sarmiento por la propia convicción y por el nuevo panorama que tendría el campeonato. Y lo hizo.
Las razones del éxito habrá que encontrarlas en el esfuerzo colectivo más que en el lucimiento individual. Sin Osvaldo ni todos sus problemas personales, la referencia ofensiva recayó en Calleri, que antes de la apertura tuvo un pelotazo en el palo. Más adelante se verá cómo encajará el Apache en el circuito, pero, en teoría, Calleri eligió quedarse con la venia de Arruabarrena, que lo tendrá como uno de los principales protagonistas en el ataque.
Boca no hizo grandes diferencias en la primera parte. Sarmiento confirmó la dureza: ordenado y sin complicarse, el equipo local se mantuvo agazapado en el medio campo, sin replegarse demasiado, y desde ahí ofreció una resistencia impensada para muchos. Sin grandes nombres enhebró un circuito eficaz y sólido para cubrir los espacios. Le alcanzó hasta cierto punto, en el que Pablo Pérez rompió las estructuras con un pase impecable y entre líneas. Palacios fue el receptor: definió cruzado y el rebote en el arquero Rigamonti no impidió el gol de Boca, el de tranquilidad, el del grito seco del Vasco.
Boca sostuvo la diferencia sin lucirse demasiado. Lo hizo por la diferencia de categoría, pero sin demasiados argumentos ofensivos. Apenas se aseguró no pasar grandes sobresaltos porque Sarmiento careció de recursos, más allá de su posición aguerrida en la marca.
Sin más desafíos que el campeonato local, eliminado por River en la Copa Libertadores, con la llegada de Tevez y en un año en el que tendrá que elegir presidente, Boca no tiene demasiadas alternativas. La única misión es el título. No puede resignar puntos en el medio de una competencia que, por más que parezca en los umbrales, hace rato que empezó. Sentirse en ritmo será el gran objetivo para todos. Los xeneizes tienen sobre los hombros otro tipo responsabilidades. Lo saben. Todos lo saben.