En Formosa, se impuso con goles de Ramiro Funes Mori y Kaprof en el primer tiempo; en 16os de final, jugará ante Rosario Central; Aimar entró y jugó media hora.
Unos 20.000 fanáticos de River deliraron con los movimientos de los jugadores del Muñeco Gallardo en esta provincia, en el partido que cómodamente ganó ante Liniers, de Bahía Blanca. Por los 32os de final de la Copa Argentina, se impuso por 2 a 0 con los goles de Funes Mori y Kaprof en un encuentro sin equivalencias, pero con una fuerte carga emocional para los formoseños como también para los futbolistas bahienses, acostumbrados a los encuentros en el Torneo Federal B.
Cada acción, cada lujo, cada gol generó la excitación de los hinchas presentes en el estadio Antonio Romero. Banderas con el blanco y rojo millonario, carteles con mensajes de admiración y de agradecimientos por la reciente eliminación a Boca en la Copa Libertadores y gritos de entusiasmo ante cada toque completaron la escena en la noche formoseña.
Este River que está terminando el primer semestre del año con una corriente de optimismo impulsada por la clasificación a las semifinales de la Copa Libertadores, está graduado en solvencia y en robustez colectiva, y tiene el escenario ideal para probar algunas individualidades que no juegan con frecuencia y que anoche cumplieron y completaron el curso como lo hace habitualmente la formación titular.
Con dominio territorial River buscó profundidad y volvió a exponer esa autoridad que tiene para aprovechar los momentos favorables. Que los tuvo, sobre todo a partir de los 17 minutos del primer tiempo, cuando ingresó ese cabezazo letal de Funes Mori (centro de Pisculichi), y que mantuvo hasta el final. Con el control conceptual del juego que impuso cada tanto a partir de los intervenciones de Pisculichi y Martínez, River fue más ante un Liniers que, si bien se defendió con fiereza en su área, tuvo limitaciones evidentes para evitar la superioridad entre un equipo de primera y otro de cuatro categorías abajo.
River estuvo más aplomado en el funcionamiento de sus piezas (la mayoría alternativas, como Chiarini, Pezzella, Mayada, Rodríguez, Martínez, Kaprof y Boye) e insinuaba con el manejo de Pisculichi y la movilidad de Kaprof, autor de un segundo tanto. A Liniers le costaba mucho conseguir la pelota y los delanteros quedaban aislados. ¿Situaciones de los bahienses? Muy pocas. En un partido tan cerrado, trataba de arrimar peligro con los saques laterales largos que caían en el corazón del área o en los pies de los jugadores millonarios.
La oportunidad fue propicia para darles minutos a jugadores como Pablo Aimar, que despertó una ovación cuando se levantó del banco de suplentes a los 14 minutos del segundo tiempo. Para hacer ingresar a un juvenil de 17 años con interesante proyección, como Franco López. Y hasta para animarse con la vuelta de Martín Aguirre, que venía de una larga inactividad como consecuencia de tres operaciones en la rodilla izquierda.
En la vida de esta ciudad, el merodeo de camisetas millonarias fue más incesante en las calles cercanas al estadio Antonio Romero, un barrio cuya fisonomía se emparentó con Núñez. Allí se concentró la fiebre por uno de los grandes del fútbol argentino: fue el sitio elegido por los lugareños, tanto como por los que llegaron desde Buenos Aires. Y River cumplió en el juego, en el resultado y especialmente en el aspecto emotivo.
El gol de Funes Mori
El gol de Kaprof
Los equipos
River: Julio Chiarini; Camilo Mayada, Germán Pezzella, Ramiro Funes Mori y Leonel Vangioni; Guido Rodríguez y Ariel Rojas; Leonardo Pisculichi, Juan Kaprof y Gonzalo Martínez; Lucas Boyé. DT: Marcelo Gallardo.
Liniers: Lucas Partal; Facundo Lagrimal, Andrés Podlesch, Mauro Martínez, Nicolás Iubatti; Gonzalo Barez, Adrián Monzón, Federico Nievas, Franco Franzino; Iván López y Julio Acosta. DT: Fabián Tuya..