Pasó en 1990, con esa pena máxima inventada por el árbitro de la final entre Argentina y Alemania, que Andreas Brehme cambió por gol y le otorgó el título a los europeos. Parece mentira, pero ayer en el Maracaná sucedió algo similar, pero esta vez el juez optó por no cobrarlo. Mirá las imágenes de ambas jugadas.
Esto es fútbol y, como tal, siempre deja tela para cortar. También genera malestar que, por decisiones arbitrales, no se cumpla el reglamento y un equipo sea perjudicado. Lamentablemente, así como otras veces nos habrá tocado a favor, dos situaciones se repitieron en 24 años.
La primera, con Edgardo Codesal como referí. Allí, en esa final entre nuestra selección y Alemania Federal, el mexicano vio una falta que nadie observó de Roberto Sensini a Rudy Völler. Andreas Brehme se hizo cargo de la ejecución y cruzó la pelota ante un Goycochea que había sido ídolo hasta allí pero que no logró contener el remate. Quedaba muy poco tiempo y terminó siendo 1-0 para los teutones.
Este domingo 13 de julio, que quedará en nuestros recuerdos, también estuvo marcado por un fallo arbitral. Transcurrían 11 minutos del segundo tiempo y el partido era parejo. Una pelota por la línea buscó a Gonzalo Higuaín, que llegó primero a la posición y fue embestido por el arquero Manuel Neuer. Todo el mundo, incluido seguramente algún brasileño, hubiesen cobrado ese clarísimo penal y expulsión para el 1 alemán. Lamentablemente, el “todos” no tenía entre sus adeptos al italiano Nicola Rizzoli, quién no vio la falta, se apoyó en su asistente que tampoco observó el claro golpe y, para colmo, otorgó tiro libre para los de camiseta blanca.