Más de uno sueña con que la Selección Argentina llegue a una definición de la Copa Mundial de la Fifa, ya que hace 24 años que el conjunto albiceleste no lo logra (la última fue en Italia 1990 con derrota 0-1 frente a la Alemania Federal de Lothar Matthäus y Jürgen Klinsmann).
Dentro de esos deseos que uno tiene como hincha, lo que más anhelamos es que esa final sea contra un viejo clásico y, además, el anfitrión de la cita mundialista: Brasil.
Revivir momentos como los octavos de final del ´90 en Italia, con un Diego magistral gambeteando camisetas amarillas, al “Pájaro” Caniggia dejando al arquero Taffarel arrastrándose por el área para marcar el 1-0 definitivo (uno de los tantos más gritados por la afición Argentina en la historia de los mundiales), hacen que se avive más la llama de querer enfrentarlos nuevamente y disfrutar de la eterna rivalidad. Sólo hay que rezar al santo del fútbol para que se den ciertos resultados.
Un encuentro en la final solamente se lograría si argentinos y brasileros se clasifican primeros de sus grupos, o segundos. Luego habría que sortear varios obstáculos que son los octavos de final, cuartos y semifinales, en los que nos enfrentaríamos hipotéticamente con potencias futbolísticas como Francia, Alemania o Portugal.
Si una de las selecciones se clasifica primera de su grupo y la otra selección se clasifica segunda, se encontrarían únicamente en la etapa de semifinales.
No es imposible, pero está difícil. Quién sabe; por primera vez en la historia, podrían verse la cara Argentina y Brasil en una final de la Copa del Mundo. Yo, por las dudas, en la valija me llevo un bidoncito de agua.
