“Manu” y el “Chapu”anunciaron su retiro de la Selección, mientras que Scola y Delfino deberán definir los pasos a seguir. Crónica del show final de una generación que marcó al deporte argentino.
El seleccionado de Estados Unidos se interpuso en el camino haciendo una mueca cómplice a este punto final. El equipo que los trasladó definitivamente al Olimpo del básquet. El club de los sueños, donde ellos pusieron las bases del suyo.Ginóbili y Nocioni anunciaron su adiós; Scola y Delfino deberán definir su futuro.
“De la Generación Dorada no queda nada”, mintió el propio Scola. Y sí, faltó a la verdad porque los valores fundacionales de esa familia basquetbolística estuvieron vigentes de principio a fin sin la necesidad de que estén todos los nombres ni la juventud que los llevó al triunfo.
Les marcaron la cancha a los hinchas, la prensa y a sus compañeros. Se preocuparon más por lo intangible que por el furor de lo tangible que roba tapas pero muchas veces no educa. Fueron profesores. Transmisores de los errores con los que ellos ya tropezaron. La última función tuvo en la cancha a cuatro protagonistas principales de esta exitosa obra que lleva 15 años en las principales carteleras.
La caída contra el Dream Team por los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro marcaron el retiro de Emanuel Ginóbili y Andrés Nocioni. Plantearon la duda en la continuidad del capitán Luis Scola y el recuperado Carlos Delfino, aunque el Mundial 2019 queda muy lejos también para ellos.
Las estadísticas se emparentarán con que el 2014 fue el final de la generación más ganadora de la historia de básquet local. Aunque cuatro de ellos se juntaron, como una especie de The Beatles, para dar la última función en Río. Desde aquel agosto del 2001 con un apabullante triunfo en el premundial de Neuquén hasta este 2016 pasaron la dorada en Atenas, el bronce en Beijing y el subcampeonato en la copa del mundo de Indianapolis, entre otros múltiples éxitos a nivel continental.
De aquel triunfo épico en la casa del Dream Team en el 2002, a la histórica palomita de Manu contra Serbia. De un nuevo éxito contra Estados Unidos en Atenas, al triple sobre la chicharra de Nocioni en el clásico contra Brasil en Río. En el medio, una realidad que marca la jerarquía: Argentina es el único equipo en actividad, junto con EEUU, en ganar un oro olímpico en la historia (también lo hicieron las extintas selecciones de Yugoslavia y la Unión Soviética). Ellos lo hicieron. Pusieron la cara contra los dirigentes cuando la organización comenzaba a mostrar falencias. También lo hicieron ellos.
Una nueva camada de jóvenes NBA asoma, ellos abrieron la puerta a la liga más importante imponiendo los primeros 9 nombres de la historia allí. En la cancha, en esta despedida ante el Dream Team, otro dato anecdótico pero contundente: Ginóbili fue el que más anillos NBA tenía, aun por encima de todos las estrellas que estaban enfrente.
Ya se fueron Oberto, Sánchez, Sconochini, Montecchia,Herrmann, Prigioni, Wolkowyski, entre otros. Manu (39 años) y Nocioni (36) dijeron adiós. Scola, con 36, deberá pensar sus próximos pasos –“Estaré para jugar lo máximo que pueda”, aceptó–. Delfino, con 33 y cuatro años de inactividad por lesiones, será otro que lo analizará.
Estos cuartos de final marcan el final definitivo de la era más exitosa del básquet argentino. “Fue nuestro último partido juntos”, reconoció el Chapu. El último de un equipo que dejó una huella en varias generaciones. Que supo quedar en la historia y marcharse con una ovación en Brasil, como esa misma historia lo demandaba.