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jueves 28 marzo 2024

Un argentino que fue a probar suerte a Nueva Zelanda y ahora tiene una cadena de heladerías

Negocios y EmpresasUn argentino que fue a probar suerte a Nueva Zelanda y ahora tiene una cadena de heladerías

Alejandro Giménez y su mujer, Lorena Giallonardo, son los fundadores de Patagonía Chocolates, que ya tiene cuatro locales en el sur de Nueva Zelanda.

Llegar al aeropuerto de Queenstown puede confundir a cualquier argentino. No solo porque los paisajes de montañas y lagos recuerdan al sur del país, sino porque en el aeropuerto de esta pequeña ciudad neozelandesa -conocida como la capital del turismo aventura- es paso obligado el local de Patagonia Chocolates. Allí, del otro lado del mundo -nunca más literalmente dicho- se consiguen alfajores, churros, chocolates al estilo patagónico y gustos de helado como dulce de leche o tramontana.

Los fundadores de esta cadena en crecimiento -ya tiene cuatro puntos de venta en la región- son los argentinos Alejandro Giménez y Lorena Giallonardo. Llegaron en 2002, desde Florencio Varela. Giménez, que había trabajado en la Argentina como instructor de vuelo en aladelta, también es chef y pastelero. Enseguida detectó un potencial en Nueva Zelanda, que con más de 23 litros anuales per capita, es uno de los países del mundo donde más helado se consume -supera a, por ejemplo, los Estados Unidos y Australia.

Inspirado por los paisajes naturales, creó una heladería-cafetería-chocolatería como las del Sur. El negocio se expandió en los últimos 10 años y hoy tiene 65 empleados, cuatro locales y una fábrica. En plena temporada de verano -especialmente, en los días post-Navidad y el 7 de enero- puede vender hasta 1000 kilos de helado solo en el local del centro de Queenstown. “El gusto más vendido es tramontana”, revela Giménez. Por un vasito de dos gustos (casi un cuarto kilo), hay que desembolsar 7 dólares neozelandeses.

También produce alfajores -en el local, se venden a 5 dólares neozelandeses cada uno y despacha alrededor de 300 por semana. Y acaba de cerrar un acuerdo con Air New Zealand, a la que le produjo 50.000 alfajores que la aerolínea repartió entre sus clientes.

Giménez asegura que es “muy fácil” crear un negocio en Nueva Zelanda siendo residente. “En la web están todas las reglas, muy claras, con todos los pasos a seguir. Se paga un impuesto del 15 por ciento en las ventas (similar al IVA) y todos lo pagan porque se ve reflejado después”, explica.

Fuente: Apertura

 

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