El emprendimiento que en ocho meses facturó cinco veces su inversión inicial

Su creador es Luciano Bick, cuenta como nació la idea de instalar creperías dentro de containers. 

Surgió como un sueño motivado por una mínuscula crepería de Brooklyn, y cuando estuvo a punto de hacerse realidad, la clausura del shopping en el que se iba a inaugurar hizo demorar su apertura un año. Sin embargo, el proyecto Urban Crepe de Luciano Bick, una cadena de creperías dentro de containers, logró despegar y hoy vuela alto: en solo ocho meses, su facturación alcanzó los $ 2.450.000, quintuplicando su inversión inicial. 

“Tenía la idea de abrir una crepería desde que en un viaje en el 2012 vi una en Brooklyn que siempre estaba llena de gente; pero yo estaba con otros emprendimientos más grandes, de otro tipo”, rememora Luciano Bick, creador de Urban Crepe. Dueño a su vez de Fornería y Quimbombó, dos restaurants de Palermo Viejo (Bs.As) , participó en 2013 de una convocatoría para armar una propuesta gastronómica destinada a operar en el premium outlet Distrito Arcos. La clausura del shopping hizo que el proyecto tuviera que ser pausado durante un año, pero para mediados de 2014 el primer “container” restaurante ya estaba funcionando.

Para este proyecto Bick invirtió $ 450 mil y facturó $ 1,5 millón solo en los últimos cuatro meses. El emprendedor le debe el crédito de la ambientación de sus sucursales a Mariana Flombaum, quien le llevó la propuesta de los contenedores.

El plan de expansión de la cadena es ambicioso. Con cuatro locales propios ya operativos -en Distrito Arcos, Tortugas Open Mall, Paseo Alcorta y la plaza del Hotel Intercontinental-, su dueño planea terminar el año con seis creperías en la Ciudad de Buenos Aires y otras tres en el Gran Buenos Aires, además de abrir seis más durante el 2016. Para el año que viene proyecta facturar $ 35 millones sobre una base de ocho creperías propias. A su vez, el empresario ya está trabajando en el modelo de franquicias para vender unas diez durante el año próximo.

Urban Crepe fue el primer producto que Bick pudo replicar en sucursales o utilizar para planificar franquicias. “Los crepes son productos más sencillos de replicar, y además el módulo más chico hoy por hoy se está usando mucho más; vendés comida rápida pero buena y trabajás con entre tres y cinco empleados”, comenta el gastronómico. Y adelanta: “Cada franquicia costará U$S 20 mil aproximados y permitirá usar la marca por cinco años; además se va a cobrar un 4 por ciento del fee mensual”.