El pasado miércoles, un hombre de 75 años recibió el exitoso implante de un corazón artificial en un Hospital de París, lo que generó una gran esperanza para miles de pacientes que padecen enfermedades similares.
El profesor Christian Latremouille, quien realizó la operación en el hospital Georges-Pompidou, bajo la dirección del profesor Alain Carpentier, aseguró que el paciente progresa y se recupera y señaló que estaba en una situación terminal, por lo que no tenía otra alternativa. «La intervención se llevó a cabo en buenas condiciones. No hubo complicaciones ligadas al carácter novedoso de la implantación, estábamos en las condiciones habituales de un trasplante cardíaco clásico», agregó.
Luego expresó que el paciente aún no camina, pero que van a tratar de sentarlo, y luego ponerlo de pie rápidamente. «El objetivo es que tenga una vida normal, provisto no obstante de un cinturón de baterías para hacer funcionar la prótesis», indicó.
Por otro lado, el presidente francés François Hollande felicitó al profesor Carpentier y a todo su equipo. «Francia puede estar orgullosa de esta acción excepcional al servicio del progreso humano», señaló el mandatario.
Por último, el doctor Philippe Pouletty, cofundador de Carmat, la sociedad que concibió el corazón artificial aseguró que se está seleccionando a ciertos enfermos, y es probable que en las próximas semanas se hagan otras implantaciones en hospitales de París, en sus alrededores o en Nantes. «También es posible que se hagan implantaciones en Polonia», agregó.
Un corazón costozo
Este corazón está destinado a los enfermos en situación cardíaca terminal, y demasiado mayores como para esperar un trasplante. Un colosal mercado se abre para Carmat: unos 100.000 enfermos en Europa y Estados Unidos no pueden recibir un trasplante, por falta de injertos.
Pero no todo el mundo podrá beneficiarse de este corazón artificial. El aparato, de 900 gramos, es más pesado que un corazón humano (300 g), y solamente puede ser implantado en personas corpulentas: es compatible con el 70% de los tórax de los hombres, y 25% de los de las mujeres.
Otro obstáculo es el precio. Este corazón high-tech cuesta unos 160.000 euros, tanto como un trasplante y sus consiguientes gastos de operación. Solamente los más ricos podrán permitírselo, salvo si la Seguridad Social lo asumiera.
Por Alejandro Russenberger | @ale_russen | alerussen@gmail.com