En muchos casos, el líquido cloacal que ingresa a la planta es arrojado al Suquía más contaminada: “Ni una gota de cloro tiene”.
Por haber dedicado buena parte de sus tiempos al análisis de la contaminación en el río Suquía, la bióloga Adriana Abril fue elegida por el laboratorio de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (Edar) de Bajo Grande para hacerle llegar diversos análisis realizados.
Con las medidas del líquido que ingresa a la planta y también del que sale, la profesional es contundente: “Venimos denunciando hace años que los líquidos cloacales de la ciudad se están volcando crudos al río Suquía. Y de estas muestras se desprende que en muchos casos no se les puso ni una gota de cloro, tiene indicadores peores de los que cuando entra”.
La bióloga mostró su preocupación porque el recorrido del Suquía continúa y hoy se detectan niveles de contaminación “en Río Primero”, a cincuenta kilómetros de Córdoba capital.
Refirió la gravedad del caso, ya que posiblemente ese líquido sea utilizado para riego en algunos sectores del cinturón verde y además que el río se comunica “con grandes lagunas de extracción de áridos”, con lo que “la contaminación se desparrama por todos lados”.
“El río está colapsado y la cuestión es muy seria. Es un asco. Lo peor es que la planta, como está, se podría optimizar sin realizar una gran inversión. Hace falta un sistema de aireación fuerte, lo digo hace veinte años y nunca se puso. Eso se sedimenta, se llena de barro y después no se tratan los barros. Con lo que está de infraestructura, se puede optimizar, agregándole equipamiento” confió durante la entrevista con radio Universidad.
A su vez, el biólogo Federico Kopta le confió al programa Mirá Quien Habla, por FM Nuestra Radio: «La planta no cumple en absoluto con su función. Lo que termina saliendo es de un riesgo sanitario y ambiental de primer orden»